˚ • 𖥔 ࣪˖ ⭑ ₊ ⭒ *ೃ༄
El pasillo se extendía como una espina dorsal de mármol y terciopelo. Las paredes, cubiertas de madera oscura y adornadas con brocados carmesí, parecían devorar la luz de los candelabros que colgaban en lo alto, esculpidos en formas retorcidas de bronce y oro. Las velas, encendidas hacía horas, crepitaban suavemente, proyectando sombras que danzaban como espectros sobre los retratos familiares. Cada uno de esos cuadros, majestuosos y antiguos, enmarcados en oro reluciente, mostraba generaciones de la misma sangre, rostros severos y orgullosos que observaban con desdén desde lo alto, como si juzgaran cada paso de quien cruzaba aquel suelo alfombrado de rojo intenso.
El joven avanzaba entre ellos, casi ahogándose en la opulencia pesada de aquel lugar. Su respiración era baja, entrecortada, como si el peso del aire le aplastara el pecho. Cada detalle en la estancia parecía magnificarse: el crujir de la alfombra bajo sus botas, el frío implacable que emanaba de las paredes, la fragancia de las velas que dejaba un aroma a cera y a un incienso viejo que alguna vez se usó en ceremonias olvidadas. A medida que avanzaba, el eco sordo de sus pasos reverberaba como si los mismos muros quisieran devolverle su miedo.
Los guardias a su lado, con armaduras que brillaban opacamente bajo la luz vacilante, lo acompañaban en una silenciosa marcha de condena. La postura rígida y solemne de aquellos hombres contrastaba con la tensión temblorosa del chico. Sus manos, ocultas en la sombra que proyectaban sus largos cabellos dorados, estaban crispadas, los dedos apretados hasta volverse blancos. Sus ojos, ocultos por mechones de cabello desordenado, destellaban con un pánico contenido, una desesperación que se hacía más palpable a medida que el final del pasillo se acercaba.
El joven sentía el corazón latir en sus sienes, una palpitación que se mezclaba con un dolor sordo en el pecho. A cada paso, sus pensamientos se arremolinaban, chocando entre la incredulidad y la inevitabilidad, como olas que golpeaban contra un acantilado. Todo su cuerpo temblaba de una mezcla de miedo y resignación, sabiendo que su destino ya estaba sellado, que las palabras que escucharían sus oídos no serían una salvación, sino una sentencia.
Finalmente, al llegar al extremo del pasillo, la figura del Emperador lo esperaba en el centro de la estancia. La habitación donde su padre lo aguardaba parecía aún más intimidante: las paredes eran altas, oscuras, y sobre ellas se alzaban tapices que narraban historias de conquista y poder. Un imponente trono, hecho de madera tallada con detalles dorados, dominaba el espacio, y sobre él, la figura del Emperador parecía una sombra demasiado real. El aire parecía haberse espesado, volviéndose frío y pesado. El joven, alzando apenas la vista para ver la silueta de su padre, sintió que todo aquel lugar se cerraba sobre él, como si el palacio en sí lo expulsara.
El Emperador, imponente en su traje negro de brocado, irradiaba una autoridad cruel. Sus ojos eran de un tono oscuro, perforantes y vacíos de cualquier sentimiento paternal. Al sentir la mirada inquebrantable de su padre, el chico se sintió reducido a la nada, insignificante bajo aquella figura severa e implacable.
Los nervios del muchacho le quemaban la piel, un sudor frío recorría su frente, y su respiración se volvía superficial, presa de la angustia. Su mundo entero se derrumbaba en ese momento, con la fría certeza de que sería arrancado de la vida que conocía, y aun así, había una parte de él que seguía esperando, temblando, que todo fuera un error, que aquellas palabras no fueran dichas.
Pero la crueldad del destino cayó con la voz del Emperador, profunda y cortante:
—Estás desterrado.—La sentencia resonó en la habitación con la fuerza de un golpe. A cada palabra, el corazón del joven se encogía, y su mente quedó en blanco, incapaz de procesar del todo lo que significaban. La crudeza de aquella declaración fue un cuchillo en su orgullo, y una oleada de desesperación lo invadió, borrando cualquier resto de esperanza.
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𝑨𝒗𝒂𝒕𝒂𝒓: 𝑨 𝒏𝒆𝒘 𝒔𝒕𝒐𝒓𝒚
Fanfiction𝘓𝘦𝘨𝘦𝘯𝘥𝘢𝘳𝘺-𝘌𝘱𝘪𝘤: 𝘵𝘩𝘦 𝘮𝘶𝘴𝘪𝘤𝘢𝘭 (𝘑𝘰𝘳𝘨𝘦 𝘙𝘪𝘷𝘦𝘳𝘢-𝘏𝘦𝘳𝘳𝘢𝘯𝘴) ˏˋ°•*⁀➷ Give 𝘮𝘦 𝘴𝘪𝘳𝘦𝘯𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘢 𝘤𝘺𝘤𝘭𝘰𝘱𝘴 𝘨𝘪𝘷𝘦 𝘮𝘦 𝘨𝘪𝘢𝘯𝘵𝘴 𝘢𝘯𝘥 𝘢 𝘩𝘺𝘥𝘳𝘢 𝘐 𝘬𝘯𝘰𝘸 𝘭𝘪𝘧𝘦 𝘢𝘯𝘥 𝘧𝘢𝘵𝘦...