¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Amaba mirar por la ventana mientras el auto se deslizaba por las carreteras húmedas de Forks.
El clima de Forks siempre me había resultado reconfortante, como si ese frío y esa melancolía fueran una extensión de mi propia naturaleza.
Podía escuchar a Charlie, mi padre, esforzándose por sacar una conversación con Bella, mi hermana. Pero, como de costumbre, era inútil. Bella era reservada, con pocas palabras para regalar, especialmente en momentos como este.
De vez en cuando, sentía su mirada a través del retrovisor. Sabía que lo hacía por instinto, queriendo asegurarse de que yo estuviera bien, aunque probablemente también estaba preocupada por mi silencio. Era su manera de cuidar, de asegurarse de que estuviera cómoda.
Decidí distraerme y saqué un libro de mi bolso, abriéndolo por la página marcada. La lectura siempre había sido mi refugio, dejé que las palabras me envolvieran, aunque de vez en cuando levantaba la vista para mirar el paisaje...
—Tris, despierta. Ya llegamos.
Abrí los ojos lentamente, parpadeando para despejar la niebla del sueño. Ni siquiera recordaba en qué momento me había quedado dormida si hace unos momentos estaba leyendo mi libro.
Suspiré y comencé a recoger mis audífonos y el libro que aún sostenía en mi regazo, guardándolos con cuidado en mi bolso. Al salir del auto, el frío aire de Forks me envolvió al instante, tan familiar y reconfortante como un viejo amigo.
Amaba el clima tan característico de Forks.
—Extrañaba este clima —murmuré, dejando que el aire helado acariciara mi rostro.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Entre a mi hogar dándome cuenta de que nada había cambiado y todo seguía igual que la última vez
Subí a la parte de arriba junto con Charlie y Bella y miré mi cuarto, observé que Charlie hablaba con bella en el suyo así que decidí entrar al mío.
A los segundos sentí la presencia de Charlie.
—La vendedora escogió la ropa de cama ¿Te gusta el blanco? — miré mi cama y sonreí.