21 de diciembre de 2002
Cerca de las costas argentinas, en una flota marina, una embarcación flotaba tranquilamente sin percatarse del horror que estaba por desatarse en su interior.
En los pasillos del barco, unas pisadas resonaban, acompañadas por una sombra que avanzaba lentamente. Un hombre empuñando un hacha se acercaba a una de las habitaciones. Con cautela, abrió la puerta, revelando a varios soldados profundamente dormidos.
De repente, sin previo aviso, el desconocido alzó el hacha y comenzó una masacre brutal, acabando con la vida de cada uno de los ocupantes.
La sangre se extendía por la habitación como un río oscuro, impregnando el ambiente de horror. En ese momento, otro soldado, vestido únicamente con pijama, entró en el cuarto. Su mirada se topó con la figura ensangrentada del agresor.
Paralizado por el miedo, no tardó en reaccionar y salió corriendo hacia el camarote del capitán, buscando desesperadamente ayuda.
Al llegar, encontró una escena igual de aterradora: el cuerpo sin vida del capitán, con un cuchillo atravesándole la garganta. El soldado quedó inmóvil por unos segundos, pero pronto su instinto de supervivencia lo llevó a buscar el comunicador para pedir refuerzos a la base más cercana.
Apenas logró tomar el aparato cuando sintió un golpe contundente en la cabeza que lo dejó inconsciente.
Al cabo de unos minutos, el soldado recuperó la conciencia, con un intenso dolor punzante en la cabeza. Frente a él, el atacante lo observaba, empuñando el hacha con firmeza.
—William... ¿Por qué estás haciendo esto? —preguntó el soldado, su voz temblando entre la confusión y el miedo.
—¿En serio me preguntas por qué? Tú lo sabes perfectamente... Años soportando sus insultos, su desprecio, —respondió William, apretando el arma con fuerza mientras se preparaba para atacar.
El soldado reaccionó justo a tiempo, esquivando el hachazo por un margen estrecho, y huyó de la habitación, buscando escapar de la pesadilla en la que se había convertido el barco.
El soldado, impulsado por el miedo y la adrenalina, reaccionó con rapidez, propinándole una patada a William que lo desequilibró momentáneamente. Aprovechando la oportunidad, se abalanzó sobre él, iniciando un violento forcejeo. Ambos luchaban con todas sus fuerzas, intercambiando golpes mientras el peligro del hacha permanecía latente.
William, más ágil, logró desarmarse del hacha y sacar una navaja que llevaba escondida. Sin dudarlo, intentó apuñalar al soldado, logrando herirlo superficialmente. Sin embargo, el soldado, impulsado por la desesperación, reunió toda su fuerza para sujetar la mano de su agresor. La lucha se intensificó mientras ambos forcejeaban por el control de la navaja.
En un giro inesperado, el soldado logró arrancar la navaja de las manos de William y, cegado por la ira y el instinto de supervivencia, lo apuñaló varias veces en el pecho. William soltó un gemido ahogado antes de desplomarse, mientras la sangre teñía el suelo metálico de la habitación.
Horas más tarde, la policía marítima abordó la embarcación tras recibir la señal de alarma. Lo que encontraron fue una escena escalofriante: cuerpos sin vida dispersos en diferentes habitaciones, huellas de la violencia desatada, y un rastro de sangre que conducía hasta un camarote.
Allí, hallaron al soldado, inconsciente sobre el suelo, con heridas visibles pero aferrado a la navaja que había utilizado para defenderse. Tras estabilizarlo, lo llevaron de inmediato al hospital, dejando tras de sí un barco marcado por el horror y los ecos de una tragedia inexplicable.
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El ultimo show a medianoche: El Torso de la Muerte.
RandomEn una pequeña ciudad, una serie de brutales asesinatos sacude la comunidad durante la temporada navideña. Las víctimas son encontradas mutiladas, con solo el torso intacto. La policía está desconcertada y la ciudad se sume en el terror.