Capitulo 69

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Finalmente pasó.

Layla.

La boda transcurre animadamente, los novios sonríen y se besan después de pasar el nerviosismo del momento, Azael parecía desmayarse en cualquier momento en el estrado y Claudia estaba pálida, tanto que su tono de piel no se distinguía con el color del vestido.

Nos ubicamos en la mesa para el banquete, Clara, Daniel, Rachel, Amanda, Damián, creo que así se llama él Frost que conocí en el hospital aquella vez que Daniel estuvo hospitalizado, Elena, Carol y Ian, mi ex novio me mira como la primera vez, con los ojos cargados de ilusión y una sonrisa en el rostro, yo evito mirarlo por mucho tiempo pero me he percatado que ya no lleva la barba que lo había lucir descuidado y deprimido, en su lugar luce radiante.

Me sorprendió ver a Clara tan tranquila después del horrible acontecimiento de haber perdido su embarazo, Amanda me contó y a decir verdad me afectó un poco, no merecía perder a ese bebé.

Por otra parte Ian y Daniel no disimulan a la hora de lanzarse miradas cargadas de resentimiento y estoy segura que sí no fuera por la ceremonia ambos se estarían agarrando a golpes aquí mismo, la tensión entre ambos se puede cortar con un cuchillo.

–¡Un brindis por los novios!

Propone Augusto y todos alzamos nuestras copas brindando por la felicidad y prosperidad de los recién casados.

En una oportunidad que tenemos Claudia y yo nos reunimos mientras miramos con una sonrisa como Azael cuenta sus nervios y las ganas que tenía de morirse imaginando que Claudia lo dejaría plantado en el altar.

–Entonces, ¿No tienes nada que contarme?

Pregunta dándole un sorbo a su copa.

–La verdad no mucho. —me encojo de hombros. –Estos días han sido bastante ocupados, trabajando en un nuevo caso que tenemos, sabes cómo es la vida de un militar.

–Claro.

No hay más intercambios de palabras y quisiera contarle que tengo un pequeño angelito creciendo dentro de mí, pero eso daría paso a las preguntas de quién es él papá y no sabría que contestar, a menos que le diga la verdad y no quiero arruinarle su día.

Vuelvo a mi mesa cuando reparten el pastel y sinceramente se me revuelve el estómago ante el plato de dos capas de merengue, con Nutella, crema de fresa y masa que tengo delante, lo aparto con cuidado y sigo bebiendo el ponche sin alcohol.

–Estás.... ¡Hermosa! —suspira Ian a mi lado.

–Gracias.

–Te quería ofrecer una disculpa por lo de aquella vez.... Yo...

–Ian, por favor, déjalo estar, ¿Si?

–De acuerdo.

El baile comienza, las luces son apagadas y los novios pasan al centro de la pista improvisada siendo enfocados por dos enormes focos.

Sonrío al ver a mi amiga tan feliz y enamorada, Azael la observa con un brillo en los ojos que me hace suspirar, después de una desilusión amorosa juramos que no volveremos a enamorarnos, Pero simplemente un día llega un chico de cabellos negros, ojos azul cielo, con mirada cálida, que está dispuesto a sanar eso que no rompió, que está dispuesto a mostrarte que no todas las personas llegan para dañar y muchas llegan para reparar, te enseña a confiar una vez más, te da la oportunidad de conocer un sentimiento genuino y ese fue Azael.

Cuando el vals de los novios culmina los invitados comienzan a tomar a sus parejas y se dirigen hacia la pista, por mi parte me mantengo alejada, en mi mesa, sin muchos ánimos de bailar, el ver a todos los presentes me recuerda lo mala amiga que he sido.

Placer y Obsesión (Amores Que Hieren) #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora