Un eco distante, un murmullo apenas audible en algún paisaje erosionado por el tiempo. De algún modo, su presencia rasgó el velo de ese silencio. Ni amor, ni admiración, solo una pulsión irracional de protección. Como si pudiera redimir algo de mi, como si verte intacto diera sentido a mis propias grietas.
Una sensación efímera, no en este plano, en algún lugar fuera del tiempo, quizá fue solo una proyección que construí, algo que aún quedaba en el páramo emocional, despertó en mí la conciencia de que, algo dentro sigue ardiendo, aunque sea en los bordes, en los márgenes de lo concreto.
Hay conexiones que no están hechas para trascender, fragmentos que nacen para disolverse, lo que sentí no aspiraba a florecer, solo a existir.Te dejo ahí, suspendido en un rincón abstracto de mi, no como pérdida, solo un recordatorio que en algún instante, el mundo fue algo más que una rutina estéril.