AMALGAMA

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Un chico recién bendito por su padre exorcista, bendito fue, llevado a algún lugar astral, camino por el pasto blanco y sin sombra a pesar de la luz interminable.
El chico entro a las puertas chirreantes de la ciudad, un olor putrefacto se alzaba por el lugar, ahora donde no había sombra, la luz dejaba ver sombra.
El chico caminó y lleno de estructuras destruidas vio el lugar.
Todo en penumbra, un sentimiento extraño y incluso familiar con la destrucción presente en la ciudad se adentro en la parte más sensible de su mente.
Cuando entro a los largos pasillos del gran castillo semi físico y herido, se adentro hacia el trono.
El chico vio al rey, el rey putrefacto y en descomposición, su cadáver dejaba ver sus huesos de oro, con gemas y diamantes incrustados en lo mas al fondo de sus huesos visibles.
Órganos innombrables eran decorados de un carmesí y azul hermosos.
Los dioses que yacían por toda la ciudad estaban muertos, pero muertos de temor ante la presencia del chico, imponente y con una cara inflexible solo alabado y coronado fue, puesto que el miedo de los presentes era claro, y claro era aún más cuándo en el recuerdo de los presentes abudaban las imágenes de ese momento; el chico al ser recién bendito por su padre, el rey, fue deshecho de adentro hacia afuera en una fugas luz, una luz como trillones de soles, y en la mente y cuerpo de aquel chico, solo fue ocupado y robado por algo, simplemente un ente o demonio para algunos, algo comandado por algo más allá.
El en su poderío mato a su padre, dejándolo en su trono como un símbolo de ¿Piedad? y en su poder llamo a las filas a millones de soldados y se abarcó en su encrucijada para matar y tomar a las demás ciudades divinas, en la primera ciudad todos los soldados murieron quedando solo el chico o demonio que en el habita en pie, y en su poderío se abarcó en solitario a por las millones de ciudades aún en pie, y estás en su alianza fueron a atacarlo.
El fracaso fue claro.
El chico o demonio volvió invicto a su fúnebre ciudad, y cuándo entro dando siquiera un pie dentro del reino todos sabian que sería una nueva era que el consideraba de "paz".
el chico en cierto tiempo, en cierta época se auto título a si mismo y a sus hijos "cardenal", doto sus hijos de tierras y prados virgenes y se auto nombró a si mismo "afanaschi" y en su lecho de muerte cómo "última carta de su pasión", "de su misión", "de su piedad a las tierras de los cardenales", el gran cardenal: el padre de los cardenales; afanaschi;
Decidió fusionar una parte de si mismo con una parte de una humana externa a los territorios de los cardenales.
Doto a aquel hijo de un nombré; Infinity hoshino, doto a su hijo de su propio poder; el poder de manipular la tecnología, ser inmune a todo ataque temporal debido a su independencia del tiempo, asimilar la tecnología que este bajo su toque, crear toda tecnología posible, copiar efectos y atribuirle esos efectos a sus herramientas de tecnología que a vistas de los mortales eran poderes divinos y finalmente doto a su hijo del potencial de superar a los demás cardenales en todo aspecto y le heredó su misión de mantener a raya a los demás cardenales.
Su mirada parecía ver las almas y energías, su ojo izquierdo celeste profundo como los cielos de la tierra y su ojo derecho dorados como el oro puro, su cabello sedoso mezclando los vivos colores de su padre y madre se alzaba en el viento.
Pero a pesar de todo la envidia y cierto temor se sembró en los cardenales y Infinity hoshino no fue proclamado con aquel título, y desterrado fueras de las tierras de los cardenales fue con solo ser un niño y sobrevivió...
Uno de los cardenales llamado Amohrut reflexionó sobre todo lo sucedido últimamente, de todo los acontecimientos que pasaron hasta este punto, y en ese instante vio que talvez su padre tenia razón, o al menos de alguna forma.
Debido a este pensamiento hasta cierto punto intrusivo; por sus hermanos fue desterrado a un infierno de cristal...desterrado como el hizo hace un tiempo con Infinity hoshino...
Amohrut se adentró en los confines llenos de niebla de un universo profundo y sin final, un universo que parecía que contenía en todo y cualquier lugar una cantidad interminable de espejos posicionados de forma diferente.
Estos espejos se reflejaban en el alma y ojos de amohrut y le dejaba ver como eran los bastos universos más allá de esta prisión de espejos interminables que por tantos milenios intentaba salir.
El miró a un espejo y vio a los cuatro cardenales, sus hermanos, dónde aquellos dominaban cien mil universos, y dónde cada uno tenía en su dominio un territorio basto y amplio, donde cada cardenal decidió dividir esos cien mil universos en su dominio en partes iguales para cada uno, y gracias a eso sus dominios fueron claros, fue para abastecer sus fantasias de poder y su lujuria insaciables de libertad...una libertad podrida.

ΛMΛᄂGΛMΛDonde viven las historias. Descúbrelo ahora