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Can't remember to forget you
-Shakira & Rihanna.

El sonido incesante de la lluvia golpeando las ventanas era lo único que rompía el pesado silencio que envolvía la casa

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El sonido incesante de la lluvia golpeando las ventanas era lo único que rompía el pesado silencio que envolvía la casa. Dentro de la habitación, el aire se sentía denso, cargado de pensamientos no expresados, mientras Natalan se encontraba sentado en el borde de la cama de Roier, mirando fijamente las gotas deslizándose por el cristal. Cada gota parecía una metáfora de su propia turbulencia interna, deslizándose con una calma inquietante mientras él se sumergía en las palabras que acababan de intercambiar.
Aquella conversación, aparentemente sencilla, seguía resonando en su mente, como un eco insistente que no podía silenciar.

—Voy a regresar.—
había dicho Roier con un tono de voz que, aunque lleno de esperanza, estaba teñido de una tristeza evidente, reflejada en sus ojos, que no lograba ocultar.

Natalan, como siempre, se había mantenido a distancia. Se había cerrado en sí mismo, como un muro impenetrable, sin dejar que sus propios sentimientos se filtraran. No podía permitírselo. No quería hacerlo. Las cosas entre ellos no debían complicarse más, no debía ser tan difícil. La distancia era la única forma en que él podía sostener el control. Pero sabía que esa postura era solo una fachada, un intento por protegerse de lo que inevitablemente estaba allí, frente a él.

Había caído de nuevo en ese ciclo. Ese patrón que tanto le resultaba familiar, en el que se alejaba, pero luego regresaba. Siempre volvía a Roier, sin importar cuánto intentara convencer a su mente de que podía ser diferente. Se mantenía en ese vaivén, y lo peor de todo era que no podía evitarlo. No podía dejar de volver a él, una y otra vez. Cada vez que pensaba que lo había dejado atrás, ahí estaba, otra vez atrapado en el mismo lugar.

"Es solo una noche", pensó, aliviado por la aparente simplicidad de la idea. Se pasó una mano por el cabello, frustrado por la constante batalla que libraba consigo mismo. Pero cuando sus ojos se posaron en Roier, quien descansaba tranquilamente a su lado, algo dentro de su pecho se apretó, como si una fuerza invisible lo estuviera reteniendo. Roier no había dicho nada más, pero su cercanía, la manera en que se había acomodado cerca de él, sin presionar, lo decía todo. Algo había cambiado. Ellos ya no podían negar lo que compartían, no podían eludirlo más. Y aunque Natalan luchaba por convencerse de lo contrario, por mantener su fachada intacta, había algo profundamente humano que lo ataba a Roier. No podía ignorarlo, aunque deseara hacerlo.

—Recuerda lo que somos.—
había murmurado Roier esa mañana, con una suavidad que desmentía la intensidad del mensaje.
—Sé que tú también lo sientes.—

Esas palabras no lo habían dejado, como si estuvieran grabadas a fuego en su mente. Y ahí estaba Natalan, atrapado entre lo que deseaba y el miedo profundo de admitirlo. A veces se odiaba por ser tan frío, por rechazar lo que tenía frente a él. Roier, sin embargo, nunca lo presionaba. Siempre sabía leerlo, sabía cuándo darle espacio, cuándo no insistir, cuándo simplemente quedarse allí, en silencio, esperando. Una paciencia que Natalan no comprendía del todo, pero que, a su manera, apreciaba más de lo que quería admitir.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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𝗦𝗼𝗻𝗴𝘀 ꕤ 𝗡𝗮𝘁𝗮𝗹𝗼𝗶𝗲𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora