Eterna tentación

1- Fruto prohibido

Fruto Prohibido

Eres la marca que llevo en la piel,
la cicatriz dulce de cada encuentro,
y aunque ella habite tus labios,
es mi suspiro el que reclama tu alma.

Ella tiene tu nombre y tus días,
pero yo soy la noche que incendias,
la que te encuentra desnudo de excusas,
el secreto que late en tus venas.

Soy Eva comiendo del fruto prohibido,
tú, mi tentación en carne viva.
El Edén no era para nosotros,
pero aún así, creamos el paraíso
en cada rincón donde el mundo no mira.

Cada toque es una firma indeleble,
cada beso, un pacto sin palabras.
Me marcas como tuya en cada arrebato,
y yo te dejo tatuado
con la furia de mi deseo insaciable.

Ella te tiene en promesas vacías,
pero yo te tengo en cuerpo y alma.
No hay línea que no crucemos,
ni frontera que no hayamos roto.

Que el mundo nos descubra,
si sus ojos son lo bastante valientes.
Porque aunque ella te llame suyo,
yo soy la llama que no puedes apagar.

Y si el pecado lleva castigo,
déjame quemarme contigo,
porque este fruto, prohibido y divino,
es el único que mi alma ansía.

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