Capítulo 1: la bienvenida a la academia

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Dietrich Blutbergmann era el presidente de la Real Sociedad Équida durante 37 años, cuando tenía los 16 tuvo que hacerse cargo luego de que su padre falleciera y le dejara su puesto a su único hijo, durante esos años nunca socializó más a fondo con una mujer en sí y por lo cuál, paso esos años en soltería más aparte porque sabía que quizás algunas lo querían por su dinero, su pasión por los caballos era lo único que llenaba ese vacío, pero sabía que necesitaba una compañera que estuviera a su lado pero eran pensamientos comunes y luego desaparecían...

A sus 53 años se veía cómo alguien mayor, pero todavía mantenía ese atractivo en sí, total, ese día todo cambió...

Dietrich estaba tomando una taza de café mientras leía el periódico, planeaba descansar y sólo escuchar ópera, pero de pronto, el timbre de su mansión sonó...

-Ya voy!- a pesar de vivir en una gran mansión, estaba solo aunque tenía empleados, él dejaba que ellos se fueran a sus hogares (disfrutaba también la soledad)

Al abrir la puerta, no había nadie -Ugh, niños estos...- murmuró recordando la broma del timbre, pero luego se fijo en el suelo, ahí estaba una cajita muy rara pero a la vez llamativa...

Al recogerla, entro a su residencia y la observó, era una cajita cuadrada y ahí había 2 caballos en distintos lados diferentes, y un botón que ponía "Dietrich", el mencionado se percató y se sorprendió por eso, pero decidió aplanar el botón, los caballos dieron vueltas y luego se abrió, mostrando una carta...

-"Querido señor Blutbergmann, hemos oído de usted y queríamos su aprobación en nuestros corceles de nuestra academia Nuncior..."- leyó, un brillo en sus ojos  y una gran sonrisa emocionada aparecieron a la par -Por supuesto que sí!-

De inmediato preparó todo su equipaje y luego se dirigió al lugar en dónde tomaría el camino para ir a dicha academia, pero...

-¿Un bote?- se dijo, creyó que era una broma de mal gusto pero la caja, y la carta eran reales y no hechos casero, así que simplemente decidió subirse, paso unos minutos y empezó a andar pero rápido

Dietrich cerro sus ojos, sosteniéndose bien luego de puro choque del bote, pero luego de que se detuvo, abrió sus ojos, casi dándole un infarto al ver criaturas que no existían en la civilización...

Pero estaban 2 mujeres esperándolo, y una de ellas se acercó

-Bienvenido señor Blutbergmann, eh escuchado que es el mejor en aprobar los mejores caballos, pero está vez, lo trajimos para algo diferente...- murmuró la mujer mientras que Dietrich pudo sostenerse sin desmayarse de lo que estaba experimentando -los unicornios...-

Dietrich abrió sus ojos todavía más, pensó que se dio un golpe en la cabeza o algo así, pero todo era real, se pellizco pero no surtió efecto

-Esto no es real...- murmuró para luego agarrarse su rostro con sus manos -no es real... No es real... ¡No es real!-

-Calmese señor Blutbergmann!- la dama le tomó de sus brazos y luego le agarró de las manos -soy la directora Primrose y le daremos un tour en toda la academia...-

Dietrich se tranquilizó, vio a la mujer ya mencionada y luego sonrió, y acepto, los 2 empezaron a caminar por el lugar, era muy grande que se tardaría todo un día en saber todo el camino,

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⏰ Última actualización: 20 hours ago ⏰

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