Mara Joe Earl
-"¡Mara! ¡Corre! ¡Encontraremos una hermosa flor!"
La oscuridad de mi habitación me envolvía; cubriendo mi cuerpo se encontraba una manta rosada y sobre esta se hallaba durmiendo mi cachorro Bolt, la habitación se sentía fría y poco acogedora. Mis párpados pesaban, pero una imagen persistente y hermosa me mantenía prisionera del sueño: un campo de flores infinitas, el sol tibio acariciando mi rostro y la risa contagiosa de mi hermano resonando en mis oídos. En aquel hermoso sueño, los dos corríamos a través del campo, libres y felices, pero de repente, la imagen se iba tornaba borrosa, los colores se desvanecían y una sensación de vacío me invadía. De la nada, desperté sobresaltada, el corazón latiéndome con fuerza en el pecho, sudando frío y mis ojos estaban inundados de lágrimas. Había sido un sueño vívido, demasiado real para ser sólo un producto de mi imaginación, mis dedos se aferraron a las sábanas, suspiré y me senté en mi cama para luego admirar la tenue luz que ofrecía aquella mañana. Estaba algo confundida así que me levanté de la cama y caminé hacia el escritorio para ver la fecha, hoy era el primer día de escuela, también era el décimo aniversario de la muerte de mi querido hermano, dejando un vacío insondable y una culpa incrustada en mi corazón.
Me limpié las lágrimas y me dirigí al baño, donde la luz fría del fluorescente no hacía más que acentuar las ojeras oscuras que rodeaban mis ojos. Cuando me miré en el espejo, vi una joven de dieciséis años con el cabello castaño y una mirada perdida. Para ser sincera, me sentía vieja, cansada de luchar contra el dolor que me acompaña desde hacía una década, cansada de sonreír y aparentar ser una adolescente feliz que no escondía pena alguna. Recordé el día de la tragedia como si hubiera sido ayer: la nieve, la montaña, el frío intenso... Y la última vez que había visto a mi querido hermano, su rostro lleno de miedo y esperanza. Desde entonces, aquella montaña y la época de invierno se han convertido en un lugar de pesadillas, un recordatorio constante de mi pérdida.
Hoy, el primer día de ir a cursar décimo grado, me sentía especialmente vulnerable. La escuela, con sus ruidos, su bullicio y mis queridas acosadoras, era un lugar donde intentaba olvidar por un rato el recuerdo de mi hermano, pero a cambio, entraba en un lugar donde soportaba humillaciones y malos tratos, en el fondo sabía que sería un día difícil pero tenía que ser fuerte para no caer en un mar de lágrimas. Tomé una ducha de agua caliente, pasando el jabón por todo mi cuerpo mientras pensaba en qué usaría o si realmente valía la pena asistir a clases hoy. Salí de la ducha y me vestí con cuidado, tomé mi uniforme el cual consistía en una camisa blanca de manga larga, una falda corta (por debajo llevaba unas medias que eran especiales para el frío), medias blancas hasta la rodilla, zapatos negros tipo Mafalda y un tipo de laso/corbata que iba alrededor del cuello de la camisa. Era un uniforme muy sencillo, aburrido, poco lindo y algo incómodo. Al salir de mi habitación, el aroma del café recién hecho me invitó a la cocina, en donde mi madre, Laura Joe, me miró con ojos comprensivos y me sirvió una taza.
—Hoy será un día largo —dijo, su voz suave como una caricia—. Recuerda, siempre estoy aquí para ti, cariño.
Asentí con una leve sonrisa dibujada en mis labios; sintiendo un nudo en la garganta, tomé mi café sin dirigirle la palabra a mi madre. Luego de terminar mi bebida volví a subir a mi habitación para tratar de maquillarme un poco; no podía parecer un zombie hoy. Luego de aplicarme poco maquillaje y peinarme un poco el cabello, tomé mi mochila y salí de casa, dispuesta a enfrentar el mundo hoy, aunque eso implicara que mi propio mundo se estuviera derrumbando por el dolor y los recuerdos de mi hermano.
Vivía en el barrio Bahnhofstrasse y mi colegio, el Collège du Cervin, quedaba a escasos 10 minutos caminando. Mientras caminaba por el frente de la casa de Lila Thompson, mi mejor amiga, dirigí mi mirada hacia la ventana de su habitación y al apreciar que las cortinas seguían cerradas, asumí que Lila llegaría tarde el primer día de escuela, como ya era costumbre en ella.
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Corazones Congelados.
Romance"Corazones congelados" es una cautivadora historia que explora los límites del amor y la pérdida. Mara Joe Earl, una adolescente marcada por una tragedia, encuentra en su profesor, John Paul, un refugio algo inesperado, sin embargo, su conexión se v...