Un día con Simon

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Simon salió de la oficina del periódico, suspiró y cerró la puerta con las llaves que le habían dejado. Se había quedado en la oficina a terminar la edición semanal, que se publicaba al día siguiente.

Los pasillos estaban desiertos pues ya todos estaban en sus hogares, o eso era lo que creía. Sin embargo, pocos minutos después divisó un pequeño grupo de personas que se acercaban.

Sin estar muy seguro de sus identidades, pero asustado de que fueran quienes sospechaba, Simon intentó volver a abrir la puerta de la oficina en un intento desesperado de esconderse. Sus manos sudaban y temblaban, y no conseguía insertar la llave en la cerradura.

—¡Eh, chicos, miren quién esta ahí!

Las manos de Simon empezaron a temblar más al darse cuenta de que lo habían logrado ver. Jason —el líder del grupo— soltó una carcajada al notar la desesperación de Simon por entrar en aquella oficina. Conforme más se acercaban ellos, acelerando el paso, Simon se ponía más nervioso. Logró insertar la llave en la cerradura y se metió rápidamente cerrando la puerta tras él.

—Aw, el bebé gigante tiene miedo. ¡Qué adorable! —alcanzó a oír Simon a través de la puerta. Era una voz diferente, de un matón diferente. Alex, tal vez.

—¡Sal de ahí, negro de mierda! ¡Sé hombre!

Empezaron a golpear la puerta con los puños y los pies; Simon, que estaba recostado en ella, sintió los golpes a través de ésta. No estaba seguro de cuánto tiempo tendría que aguantar allí adentro para que se fueran. Con lo obstinados que eran, Simon se preparó para estar algunas horas allí adentro.

Su celular empezó a vibrar así que lo extrajo de su bolsillo y lo desbloqueó. Tenía varios mensajes de su hermana.

Marie: Simon, ¿dónde estás?:c
Marie: Simon, mamá nos está haciendo esperarte para comer.
Marie: ¡Simon, tengo hambre!
Marie: Apúrateeeeeeee.
Marie: Simon.
Marie: Simon.
Marie: Simon.
Marie: S
Marie: I
Marie: M
Marie: O
Marie: N
Marie: Hombre, apúrate.
Marie: :c

Rió, su hermana era adorable. Podía sacarle una sonrisa en cualquier situación.

Simon: ¡Que mujer tan intensa!
Simon: Dile que pueden dejar de esperarme. Esta edición está bastante atrasada y tengo que terminar hoy.
Simon: Voy a ir lo más rápido que pueda, pero me demoraré un rato.

Mientras tecleaba los mensajes para su hermana intentó idear una forma de salir, sin éxito. La pequeña oficina, que solo consistía en un pequeño escritorio con una computadora, una impresora y una repisa con libros, no tenía otra puerta y la única ventana era muy pequeña para salir por ella. Los golpes se hicieron más insistentes.

Simon suspiró y apoyó su cabeza contra la puerta, cuando dejó de sentir los golpes de repente. Dudó un poco salir, esos trucos siempre los utilizaban en las películas. Esperó unos 15 minutos en los cuales la puerta siguió intacta y no se escuchó ningún ruido además de su respiración agitada.

Armándose de valor decidió abrir la puerta, aunque una parte de él sabía que ellos todavía estaban ahí. Tratando de hacer el menor ruido posible, salió y cerró con llave. El pasillo estaba desierto, eso sólo lo hacía aún más sospechoso.

Convenciéndose a sí mismo de que estaba nervioso sin razón, avanzó por el silencioso y oscuro corredor. Ya le estaba dando hambre. Sacó el teléfono del bolsillo de su pantalón de mezclilla y revisó en busca de mensajes. Nada nuevo. Ya se acercaba al portón de la escuela.
Tuvo que agacharse un poco para salir, pues la puerta era bastante pequeña y él bastante grande. Entonces, mientras bajaba la escalera hacia los jardines, los vio. Y lo estaban esperando. Jason les susurró algo a los demás y empezaron a avanzar hacia él.

"Joder, joder, joder".

Miró a todos lados y pensó en una rápida estrategia. Después de un corto diálogo interno se devolvió por donde venía, mientras oía los gritos y pasos seguirlo.

"¿Dónde está el conserje cuando lo necesitas?".

Sus fuerzas se estaban agotando y aún le faltaban unos 2 pasillos para llegar hasta la parte trasera de la escuela. Corrió como si su vida dependiera de ello —y tal vez si lo hacía—, hasta llegar a la puerta. Sin embargo, alguien lo jaló del pie, causando que se cayera y se golpeara la cabeza y el costado contra el suelo.
Sintió como le daban patadas con sus caros zapatos deportivos en la cabeza, las piernas y el estómago. También le escupían insultos sin sentido. Adolorido y sintiéndose débil, quiso rendirse y dejó de intentar esquivar los golpes, que habían aumentado de intensidad. Después de unos minutos que parecieron años, oyó un comentario que le dolió en serio.

—Eres casi tan feo como la cerda sucia de tu hermana.

En ese momento, Simon se levantó sin dudar —por primera vez en mucho tiempo—, e hizo lo que tenía que hacer.

Darles una paliza.



N/A:

Jelou queridos Dreamers.
¿Qué tal?
Aquí les traemos una nueva historia que esperemos les guste, si es así comenten y voten, nos harían muy felices☺

Somos 2 personitas lindas que estamos escribiendo esto, ahque.
Nos emocionamos mucho con esta historia ya que es un género un poco diferente a lo que acostumbramos escribir.

Meri Lleyn.

¿Entienden? Mari y Jane, hahaha okno.

Chau

El túnel de BorealiseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora