Amor constante más allá de la muerte |Francisco de Quevedo

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Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;
Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado

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Este es uno de mis poemas favoritos pues en unos cuántos versos Quevedo es capaz de recrear el mito griego que decía que después de la muerte el alma se iba al inframundo cruzando la ribera Estugia; para que el alma pudiera pasar al otro lado era necesario que dejara todos los recuerdos de su vida en la orilla, en forma de flama.Sin embargo, este hermoso soneto nos está diciendo que el amor de la persona es tan grande que podrá quebrantar las reglas dictadas por los dioses y los recuerdos del amor viajarán sobre la ribera.

Es hermoso,¿no?

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