Sorpresa.

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 Eran las 3am, Samuel entró en el apartamento, con su maleta a cuestas, tratando de hacer el menor ruido posible. Se detuvo cuando la puerta se cerró detrás de él, inhalando el aire de su hogar. Inició el corto camino hasta su habitación, donde Willy, su novio, probablemente descansaba. Él no lo había visto hace mas de un mes, desde que se fue a Madrid para estar con su familia. Estaba emocionado de darle una sorpresa.

 Abrió la puerta y la abrió lentamente, rezando para que no hcer ningún ruido. La cerró detrás de él en lentamente. Sonrió cuando se dio cuenta de que Willy, su pareja, había dejado la luz de mesa encendida, la totalidad de su sala de estar iluminada por un suave resplandor de la lámpara. Miró al alrededor y de inmediato sintió el confort. Finalmente en su lugar preferido de la casa.

 Willy yacía en su cama, acurrucado con una sus almohadas. Tenía el pelo despeinado, lo cual el mayor encontró adorable. Estaba roncando suavemente, con la boca ligeramente abierta. Rápidamente se despojó de su camisa y pantalones, quedando solamente en ropa interior, luciendo su esbelto cuerpo. Se metió en la cama junto a su pareja, y le dio un suave beso en el cuello, logrando que automáticamente despertara. Se dio la vuelta rápido, de una manera que hizo Samuel riera.

— ¿Vegetta? — Preguntó el pequeño en voz baja, entrecerrando los ojos mientras trataba de distinguir formas entre la vista nublada que le provocaba el recién despertar. — ¿Qué haces aquí?¿No vendrías en un mes?

— Sorpresa — dijo suavemente. Su novio lo miró en estado de shock por un segundo, tal vez comprobando si estaba soñando o alucinando, antes de tirarse sobre su pareja y tocando sus labios con un beso, el cual Samuel profundizó. No se besaban hace tanto tiempo que casi había olvidado lo increíble que sentía.

 El mayor se apartó primero, sabía que mañana su pareja tendría que despertarse temprano y que no quería arruinar su ciclo de sueño por sexo, aunque era tentador.

— Tenemos que ir a dormir — dijo susurrando. Tomó su celular de la mesita de luz y le mostró la hora al mas joven que soltó un quejido y echó un brazo por encima de su cara.

 El contrario se rió en voz baja en reacción exagerada de su novio y puso su teléfono donde estaba previamente. Willy apagó la luz de su mesita, y cuando todo estaba en oscuridad, abrazó a su novio, el cual apoyó su brazo alrededor de su cintura, quedando muy cerca de él.

 Samuel lo pensó bien, y sabía que aquí es donde quería estar. Claro, Madrid era divertido, y pasar tiempo con su familia era bonito, pero nada venció volver a casa a Guillermo, y poder descansar con él. Nada venció a volver a su hogar.

Drabbles Wigetta ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora