CAPITULO 1 y 2

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CAPITULO 1

ALEXIS

— Date prisa Lex, en dos minutos empezamos—. Me dice Chanel desde la puerta del camerino.

He llegado hace solo unos segundos porque mi amigo Luke ha jodido el coche con sus putos experimentos y he tenido que venir andando.

Me quito los leggins y el jersey y me pongo el "uniforme". Shorts vaqueros gastados, camiseta negra con el nombre del bar dentro de unas llamas y con un nudo por encima del ombligo, y botas camperas. Ah, sí, importante. El gorro de vaquero. Si cuando llegué a Flagstaff, hace tres años, alguien me hubiera dicho que terminaría bailando encima de una barra, le habría tachado de loco. Pero aquí estoy. Y la verdad es que me gusta. A ver, no soy una bailarina de striptease. No me quito la ropa y nadie mete pasta en mi culo. Y mucho menos me tocan. Ni a mí no a las otras cuatro camareras que bailan conmigo.

—¡Un minuto! —grita Chanel.

—¡Voy, joder!

Me retoco el brillo de labios y salgo del camerino. Atravieso los pocos metros de pasillo y abro la puerta trasera del bar justo cuando comienza a sonar la canción. Jeff me da la mano para ayudarme a subir a la barra, detrás de Crystal y Regan. Él es uno de los guardaespaldas que se encargan de que las cosas no pierdan el control y nadie nos toque. En la otra punta de la barra está Paul y el más grandullón de todos, J, está en la puerta. Empezamos con nuestro número ante las babosas miradas de todos los tíos del bar.

Después de casi un año trabajando aquí, ya me sé todos los bailes de memoria. De vez en cuando introducimos uno nuevo y eliminamos otro, pero básicamente son movimientos similares. Arriba, abajo. Derecha, izquierda. Culo para dentro, culo para fuera. Brazos, piernas, movimiento de pechos, mano en el gorro y giro. Y vuelta a empezar pero en orden diferente.

Cada hora en punto, las cinco nos subimos a la barra y bailamos un par de canciones. Trabajo los martes, jueves y fines de semana, aunque uno al mes, libro. Dustin nos cuida bien. Dice que somos como sus ángeles, pero teniendo en cuenta el nombre del bar y lo que sucede aquí dentro, más bien somos sus demonios. Los demonios de Dustin. Los demonios del "Apache's Hell".

Tenemos clientes habituales que ya nos conocen y otros nuevos. Cómo el que estoy viendo ahora mismo. Apoyado contra la mesa de billar, bebiéndose una cerveza y atravesándome con la mirada.

RYDER

—¿Otra vez vas a salir?

—Sí, papa. Otra vez.

—Mañana es miércoles, hijo.

—Lo sé. No te preocupes, solo será un rato. ¿Tú tienes turno de noche, verdad?

ToxicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora