De blanco pintó las paredes

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De blanco pintó las paredes.

Blancos eran la mayoría de artilugios, artefactos y materiales con los que Malta trabajó incansablemente durante más de diez años: microscopio electrónico, centrifugadora, congelador, agitador, balanza, incubadora...

De blanco vestía Malta cuando abrió la jaula donde el espécimen número 30, yacía muerto.

Era su último fracaso.

El estómago negro sobresalía por su boca y en él se podía entrever, por sus paredes traslúcidas, un pequeño ratoncito a medio digerir. Sus formas, de pequeño mamífero cuadrúpedo, se podían atisbar como si una bolsa (cuyas paredes estuvieran saturadas de alquitrán, pegadas milimétricamente a su contorno), lo recubriera totalmente.

Había trabajado, años atrás, con una beca en el Instituto Roslin de Edimburgo. Su vida cambió en el momento en el que, formando parte del equipo de Ian Wilmurt, lograron una oveja por clonación de una célula somática adulta.

Desde entonces solo pensaba en realizar su más ansiado y terrible sueño.

Sobre un pulcro suelo blanco de mármol quedo su cuerpo frágil de mujer menuda, tirado de cualquier manera. Un cuerpo que albergaba un espíritu perverso y una voluntad férrea.

Al fondo del laboratorio, las preciosas y diversas estrellas de mar, cuyos colores resaltaban contra el pálido fondo, continuaron viviendo en la pecera de 10 metros cúbicos durante unos pocos días más, hasta que se les acabó el O2 y la comida.

El cianuro es fácil de conseguir.

La simetría axial no tanto, dado que es una involución, como la reproducción asexual.

Sin embargo, algo de todo aquello se perfilaba en las páginas del bloc de notas de Malta.

Cuaderno de notas:

Espécimen número 30, en el suelo de la jaula -tanque, sin pulso ni respiración. Presenta un color entre rosado y amarillento con franjas de piel humana con osículos en la dermis dispuestas alternativamente por todo su cuerpo visible. Partes blandas y partes duras. De su abdomen, por la zona derecha, aparece un bulto semejante a una pierna humana pero sin desarrollar plenamente. En su cabeza hay algo que sobresale por la parte frontal del cráneo, es una pata triangulada, parecida a un tentáculo de color indeterminado. El cuerpo está tumbado boca arriba. La boca se ha transformado en un simple agujero rodeado de tejido peristomial, con algunos apéndices mal desarrollados que se asemejan a dientes. Los ojos han empequeñecido tanto que parecieran de arácnido siendo sólo visibles a simple vista por la oscuridad de sus pupilas, que abarcan todo el globo ocular. Está desnudo y mojado permanentemente por agua marina, por lo que su epidermis no ha sufrido desecación alguna. No presenta órganos sexuales. En su lugar, otro de esos tentáculos estaba iniciando su desarrollo cuando el individuo falleció.

Bajo la mesa del potente ordenador el cuerpo de la mujer inerte sobresale y contrasta, por el moreno de su piel, con su bata blanca y el mármol. Oculta, sin embargo, ciertas protuberancias que comenzaban a surgir por todo su cuerpo. El dolor le ha impedido seguir.

Cuaderno de notas:

Espécimen 1 al 30, no soportaron el dolor cuando despertaban de su estado comatoso inducido. Sus órganos internos comenzaban a duplicarse exitosamente.

Yo no soporto el dolor ni siquiera a dosis de morfina altas. El experimento ha fracasado.

Malta, 2 de febrero del año 2020.

Huele a pescado podrido.

El lugar no será encontrado hasta un mes después.

La asistenta del hogar llamará a la policía.

Cree que abajo, en el laboratorio, ha pasado algo. Pero ella no puede entrar.

Es el único lugar prohibido. Bajo ningún concepto puede molestar a la señora cuando está en el laboratorio. Pero 30 días sin subir, sin saber nada de Malta, son demasiados.

31 cadáveres, encuentra la policía en el sótano de Malta: 7 en las jaulas-pecera, 23 enterrados en una gruta cavada en el interior del laboratorio adosada a modo de cementerio, y uno tirado bajo la mesa del ordenador, el de ella.

Asteroidea y amén. #PromocionaTuNovelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora