Incapaz de manejar la nada, el todo, la migraña, soy extraña en frente del sueño, sigo el patrón, regreso al mismo sitio y las sombras me gritan "Te has ido".
Incapaz de manejar mis emociones, mi cordura, no puedo olvidar mi orgullo desatándose, infame aquella noche y la neblina luego de su venganza.
Y pensar que alguna vez creí en las palabras de mi gente, sumergida en mi incertidumbre, y a la vez, de frente con el sol.
Es curioso... como un ser humano en piezas es capaz todavía de destruir a alguien más.
Tu terror apoderándose por completo de mi piel, solo con una llave y una corazonada en las manos, cuestionando a un ser superior, cuestionando mi existencia. Aquella lápida que fue encontrada en un día soleado, derrumbada, y el sentimiento de alguien a mi lado se desvanecía con mis pasos, y entre la neblina, fielmente a aquella arcana pastilla.
Cuéntame cómo has estado, es real aquel brillo, los tres rubíes de esa doncella se esconden en la oscuridad.
Cuéntame qué has hecho, todo esto lo hiciste tú. Mente poderosa. Cuéntame todo acerca de ti.
Ahora no, ahora te has ido.
No.
Y si esto es para expresar mis sentimientos, entonces no sé qué expreso aquí.
Y si esto es para tu entretenimiento, entonces no sé qué hago aquí.
Y si soy la única que sabe lo que sucede detrás de mi frente, no sé por qué expresarlo.
Creo que dejé la puerta de mi guarida abierta, y el viento frío llegó a tu espalda, y curiosa me viste con un arma en mi corazón. Espero que no te hayas ido sin mí, por favor.
Entiendas o no, aquí estoy, junto a mis piezas, no me levantes, ni me mires.
El médico, la pastilla, el retrato.
El policía, el arma, el retrato.
Todos retrocedan y el color que vista, igual no importa.
Vean como me corrompo y me rompo, por que no soy indestructible, y ella tampoco lo fue.
O sálvenme, de esta horrible persona en la que me he convertido.
Es muy tarde.
Pero a veces creo que estoy mejor en el mismo lugar en el que aparecí.