ᴜɴᴀ sᴏɴʀɪsᴀ ᴘᴏʀ ᴏᴛʀᴀ - ɴᴏɴғᴘᴇ, xɪsғᴇɴ

C16 💟 - Secretos entre Cotidianidad.

[Advertencia: Entrada y avisos… Jamás se los salten]

En el bar de Vivian.

Cerca de las diez y media.

“Bueno, en realidad el bar no es de ella…”

Iba a preguntar por Vivian, cuando percaté que Fen ya no estaba de mi lado.

— Oh, ehm… Ya regreso. —avisé a uno de los empleados, el cual vestía una simple camisa de lana y unos pantalones ajustados.

Ese parecía ser el «uniforme» de los trabajadores de ese bar, casi restaurante.

Xister: Eh, ¿Fen? — exclamé intentando hallarla, pero en el proceso me choqué con una niña rubia con los ojos vendados y un overol negro.

???: ¡Oh, perdón! —respondió la pequeña alegremente mientras continuaba con su camino.

Probablemente un instinto me dijo que siguiera a la niña, aquella parecía estar perdida.

Xister: ¿A dónde vas, pequeña? —exigí una respuesta mientras la seguía un poco agachada para estar a su altura.

La niña debía tener entre once y trece años. Su pelo era corto y portaba un overol negro con algunas estrellas en una falda azul marino. Llevaba unos zapatos negros casi al estilo mocasín.

Logré analizar su apariencia en poco tiempo debido a que no era muy alta. Eso sí, tendía a desviarse por la derecha.

Mientras la niña se metió por una ventanilla oculta, luego caminando entre un pasillo ancho por el cual pasaban otras personas en dirección contraria y en donde se encontraban algunos pósteres colgados, casi se golpea con una mesa en un costado.

Avancé unos pasos para evitar que se chocara con la mesa, pero de inmediato me reí para mí misma al recordar una vivencia pasada.

Flashback

En la casa de los padres de Vivian y Xister.

Vivian: Oye, ¡ven aquí! —gritó molesta, en ese entonces tenía siete años y yo nueve.

Xister: Jamás. —sonreí malévolamente, puesto que estaba robándome uno de sus regalos de navidad.

Vivian y yo saltábamos por el sofá y por algunas mesas de la sala de estar mientras nuestros padres y otros familiares nos advertían que tuviéramos precaución.

Iba saltando en frente de una esquina con varias mesas y estantes. En una pérdida de equilibrio, me caí de espaldas a un pequeño tocador con una lámpara.

— ¡XISTER, CUIDADO!
Fue muy tarde. El golpe hizo que uno de mis cuernos tuviera una pequeña grieta, y que la lámpara arriba del tocador se cayera y la cubierta de ésta se fragmentara.

Vivian estaba claramente enojada conmigo y me arrebató de las manos su regalo para ir a acusarme con nuestra madre, a la par de que mi corazón todavía latía con adrenalina y una pizca de felicidad.

Al final, ambas salimos con una reprensión, incluso después de que Vivian se quejó.

Fin del Flashback

[…]

— ¿Por qué se ríe, señorita? —preguntó la joven, un pequeño tono de molestia adornando su voz mientras se recomponía.