Sentí cómo la respiración de Jay se alejó de mi cuello y cómo el alma se me desplomaba al piso. ¿Jungwon habrá visto...? El silencio me hizo pensar infinidad de cosas.
─ Esto sí que está oscuro. ─ Dijo y luego las luces se encendieron de nuevo.
Jungwon no parecía para nada sorprendido, molesto o daba alguna señal típica de una persona que se sintiera engañada. Estaba en la entrada con la mirada puesta en mí y sus ojos grandes maravillados por mi traje. Luego divisé a Jay, quien también me miraba absorto, como si estuviese fascinado y... a un metro de distancia de mí. Me preguntaba cómo podía alejarse tan rápido sin que alguien lo notara cerca siquiera.
─ Te ves precioso, Sunghoon. ─ Me dijo Jungwon.
─ Gracias, tú también. ─ Musité, con la voz temblorosa que salió de mí.
─ Démonos prisa. ─ Me instó, haciendo también un gesto con la mano para que saliera por la puerta. ─ Vamos, amor. ─ Le dijo a Jay.
Tomé mi abrigo y no le dirigí siquiera una mirada a Jay en el camino, o mejor dicho, una mirada que él notara. ¿Qué demonios había ocurrido hace unos instantes? Hubo un acercamiento demasiado... demasiado... lo que sea. A fin de cuentas, había sido demasiado para mí. ¿Es que él no se daba cuenta de lo que me hacía? Y cuando lo hacía, ¿no pensaba en Jungwon? Esto estaba sobrepasando los límites, Jay no era un patán, no sé porque se comportaba como uno.
Especulé durante los cuarenta y tantos minutos que se había tomado el viaje hasta la dirección que Jungwon tenía anotada en letra manuscrita en un papel doblado en cuatro.
─ Aquí es. ─ Dijo Jay.
Dirigí mi vista a través de la ventana del auto, en donde un hermoso jardín se expandía glorioso en el exterior de aquel salón de eventos. Del cual vislumbraban sus luces, reflejándose en los cristales de los grandísimos vitrales de la casa.
Bajamos de la camioneta después de que Jay la estacionara en el aparcamiento del jardín. Miré maravillado todo a mí alrededor, vaya celebración para un cumpleaños.
Jungwon tomó del brazo a Jay y por el otro lado, me tomó también a mí; y juntos nos encaminó hacia el interior de la casa. Me quedé sorprendido cuando divisé la decoración, si afuera era hermoso, cuánto más adentro.
Del techo colgaban candiles enormes, hechos de cristal y pedrería, que reflejaban poderosamente la luz y la proyectaban en miles de colores danzantes. Las paredes, adornadas con pinturas de algún artista italiano, lucían acogedoras con ese color perla que las coloreaba. El lugar era grandísimo y gente vestida de lo más elegante hablaban en pequeños grupos formados por tres o cuatro personas, con copas de cristal conteniendo vino; mientras que la música de fondo eran hermosas melodías a piano.
─ Wow. ─ Musité, sorprendido.
─ Es... grande. ─ Concordó Jay, viendo también los enormes candiles del lugar.
─ Jungwon, il mio diamante! ─ La voz ronca de un señor nos hizo voltear a verlo. Era un sujeto de aspecto opulento, alto y su cabello peinado lucia algunas cuantas canas esparcidas entre el gris.
─ Signor Vitorre, buon compleanno! ─ Dijo Jungwon, expandiendo su sonrisa al hombre. Él lo tomó del brazo y lo llevó entre la multitud.
Jay y yo nos quedamos parados allí, solos. Al comprender esto, mi corazón comenzó a latir frenéticamente.
─ ¿Adónde va? ─ Le pregunté, perdiendo de vista a Jungwon. Se encogió de hombros.
─ Con su jefe, no sé. ─ Dijo, como si nada. ─ ¿Quieres algo de beber? ─ Me miró.
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MANUAL DE LO PROHIBIDO-JAYHOON
Фанфик¿Alguna vez has deseado algo prohibido? como si esa cosa estuviera en la lista de "no toques, no codicies", pero que cada momento te incita más y más a tenerlo. Adaptación cred: @JalyHg