Me llamo Marina, tengo 23 años recién cumplidos -desde hace tres semanas- y hoy es mi primer día de trabajo.
Sinceramente, no esperaba que después de haber estado estudiando durante bastante tiempo un módulo de imagen y sonido, acabase trabajando en una pizzería, a dos manzanas de donde actualmente vivo.
Pero bueno... algo es algo. Hay gente en peor situación que yo.Empezaba a medio día, pues entre semana apenas iba alli gente y, según el dueño de aquel local no muy conocido, me vendría mejor para empezar con buen pie.
Sobre la una de la tarde llegué. Fue media hora antes de la hora en que quedé, pero sabia que si seguía en casa los nervios acabarían haciendo que me pusiera mal.
En la terraza había un par de trabajadoras fumando y por lo que deduje, se iban ya, pero se detuvieron y se me quedaron mirando como si hubieran visto un fantasma, luego siguieron su camino. Eso no me importó, ni siquiera las miré y entré sin pensármelo dos veces.Lentamente fui andando hacia la barra para buscar al tipo con el que hablé por última vez mientras observaba cada detalle de aquel pequeño restaurante.
Los muebles estaban bastante anticuados y la decoración en sí no tenia nada que ver en un local como esos.
Finalmente llegué a la barra y enseguida un joven muchacho me tomó del brazo para llevarme rápidamente a la cocina. Yo, sin decir ni pío y un poco sorprendida, me dejé llevar.-Tú debes ser Marina, ¿cierto?Em...Manolo, el hombre con el que hablaste, no puede venir hoy por motivos familiares, pero tranquila, me encargó que pasara hoy toda la jornada contigo para enseñarte como va esto.- dijo amablemente.
Sin dejarme decir nada, comenzó a explicarme como funcionaba todo y la manera de trabajar que tenían y durante todo el día nos apañamos solos hasta que terminamos y recogimos todo.
Salimos fuera y mientras cerraba todo y apagaba las luces, me quedé observándolo.
En menos de un minuto nos quedamos en la calle.
Me preguntó dónde vivía y el me dijo que vivía un poco más lejos que yo, así que decidió acompañarme.
A mi me daba un poco de corte y en todo el rato, él era el que me daba tema de conversación.
El se llama Ignacio,y tiene 25 años.
La verdad es que no me enteraba de nada de lo que me decía, pues me fijaba en el.
Es bastante guapo, aunque por muy simpático que sea, hay algo en sus ojos que no me cuadra. Parece tristeza...pero bueno, no es asunto mío (por ahora). Tendré que enterarme tarde o temprano...En media hora llegamos al portal del edificio donde yo vivía.
-Bueno, pues... encantada de conocerte. Mañana nos veremos.- le dije.
-Igualmente Marina. Mañana será otro día.¡Buenas noches!- dijo mientras retrocedía para marcharse.
Me quedé mirándolo hasta que dobló la esquina y ya decidí subirme a casa.Al entrar, mi gata, Michi, me recibió. La pobre estaría extrañada al ver que no estuve en casa tanto tiempo.
Enseguida le puse un platito de leche templada, como todas las noches, y tan pronto como cené, me fui a la cama.
"Mañana será otro día"
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Un amore cosi' grande
RandomCuando menos te lo esperas, va la vida y te sorprende. Solo tienes que esperar a que llegue el momento y, sobre todo, no perder nunca la esperanza.