-Parte Única-

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—No...P-para —dijo susurrando y con sus manos tapando su rostro.
—¿Seguro que quieres que pare? —dejé un leve mordisco en su cuello que le hizo soltar un jadeo casi inaudible—. Eso creía —sonreí disfrutando de las sensaciones que le estaba provocando.

Besé sus labios con rapidez tras apartar sus manos y me correspondió aún un poco confusa ante la situación. Una serie de besos por aquí y por allí después, parecía que nos fuésemos a comer la una a la otra. Ambas queríamos ganar una batalla invisible que acabó por dejar los labios de ambas devastados e hinchados.

—No t-tienes derecho a b-besarme de esa forma —volví a sonreír cómplice y me acerqué despacio para morderle el lóbulo de la oreja con suavidad. Un jadeo se escapó de sus rosados labios y maldijo en silencio.

En un momento de despiste mío, me cogió de la cadera y me tiró al sofá colocándose sobre mí, inmovilizándome— Esto es lo que estabas esperando, ¿verdad? —contesté con un jadeo sumiso al oír su voz en ese tono tan sensual que pocas veces tenía el privilegio de escuchar —Soy débil ante ti y lo sabes —dijo más para sí misma que para mí.

Coloqué mi mano en su nuca y la atraje hacia mí en mitad de su monólogo para besarla de nuevo. Perdía fuerza poco a poco entre mis manos y aproveché para tomar el mando de la situación arrastrando mis manos por fuera de su pantalón, esperando una respuesta afirmativa de su parte. Movió sus caderas hacia delante cuando hice un movimiento más fuerte en ella pidiéndome más.
Me reí sin poder controlarme y logré llevarme un empujoncito en el hombro por ello. Qué boba podía ser a veces, era como un osito lleno de dulces.

Desabroché su pantalón despacio provocando que suspirase ansiosa mientras metía mi mano en esa zona y comenzaba a dejar caricias allá donde llegaba.
Soltó un gemido bajito y dejó caer su cabeza sobre mi hombro en señal de mareo por tantas emociones. Sonreí satisfecha.

Primero la acaricié por encima de la ropa interior obteniendo unos sonidos que me calentaron como el infierno y cuando pareció estar preparada metí la mano por su ropa interior y un dedo dentro de ella que la hizo removerse.

Con el segundo dedo y más tarde el tercero, sus quejidos estaban llegando a mis oídos, por lo que fui dejando besos por su cuello y parte de sus mejillas para que se calmase.

—Tranquila, dentro de poco te sentirás mejor —intenté tranquilizarla antes de empezar a moverme con cuidado.

Cuando se sintió preparada se movió hacia delante y la ayudé sujetando su cadera. Le di un beso tierno en la mejilla y seguí moviéndome, solo que algo más deprisa.

Cuando los gemidos fueron haciéndose más altos, aumenté la velocidad con mis dedos y nos besamos con algo más de furia que al principio. Todo era un continuo choque de lenguas, narices y caderas. Estábamos desesperadas por estar aunque fuese un poquito más cerca, sabiendo que era más que imposible reducir más espacio. La temperatura del ambiente estaba aumentando con cada gemido y beso que nos dábamos en esa habitación y solo se oía el latido desbocado de nuestros corazones y el choque de boca con boca.
—E-Estoy a p-punto... —moví mi dedos más rápido y sin pretenderlo encontré el punto clave dentro de ella.

Un espasmo de placer se deslizó por su cuerpo y se desplomó a mi lado, derrotada y jadeando.
—A-Ahí... —asentí y seguí rozando ese punto hasta que un grito desesperado me indicó que había llegado unos segundos después.
Salí de ella y sonreí a su lado manteniéndole la mirada.
—Espero que te haya gustado —sonreí con suficiencia y se puso el brazo sobre la frente.
—Oh, cállate —se dio la vuelta sonrojada y la abracé por la espalda, dejando más besos.

Cliffs Edge ↬ YuriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora