Capítulo 1

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18 de Mayo, 2015.

Mi nombre es Sakura Haruno tengo 19 años, y soy la heredera de la empresa Haruno. Hace mucho tiempo estuve enamorada del chico más popular de mi colegio, pero un día ese amor que sentí por él se esfumó sin dejar rastro.

Hace 7 años.

Era un lunes por la mañana me había levanta más temprano de lo usual, ya que ese día me iba a confesar al chico que había estado enamorada desde el jardín de niños, baje de mi cama dirigiéndome al tocador para darme un baño de espumas, ya que eso me mantenía calmada mas que todo si hablamos de una confesión. Al salir del baño proseguí a echarme una loción por todo mi cuerpo para luego ponerme mi uniforme y hacer mis trenzas, cuando estuve lista baje por las escaleras para ir a la cocina donde encontré a mi padre que leía el periódico.

— ¡Oh! ¡Buenos días, mi cerecito!

— Buenos días, papá.— le sonreí y me senté a su lado.— Buenos días, mamá.

— Buenos días, Sakura.

Mi lugar favorito en toda la casa, era la cocina y más que todo en las mañanas, ya que era la única vez que podía convivir y platicar con ellos, porque como al ser grandes empresarios paraban casi todo el día afuera.

— El desayuno estará listo dentro de unos minutos— mi madre movía la espumadera en sincronía con su voz.

Cada segundo que pasaba me hacia sentir muy nerviosa, quería estar frente a él pero a la vez no; cuando mi madre término de hacer el desayuno comí lo más rápido que pude, me despedí de ellos y salí de mi casa muy apurada. Sabía que aún era temprano pero quería verlo, deseaba verlo, ese era mi motivo por el cual iba al colegio todo los días, sólo por él.

Llegando al colegio lo único que hice fue ir directamente a la azotea porque sabía que él se encontraría ahí, pero al parecer ese día no. Empecé a desesperarme ya que no lo encontraba en ninguna parte no me quedo mas motivo que ir a mi salón a esperar hasta que llegaran todos los alumnos, realmente odiaba ir al colegio cada día era un tormento, pero él hacia que ese tormento fuera el paraíso.

Mis piernas se movieron solas cuando escucharon el timbre del receso, corrí por todas partes de aquella institución buscándolo. Me habré tirado casi todo el receso hacerlo, ya que faltaba unos cuantos minutos para que terminara. Ya rendida me dispuse a encaminarme hacia mi salón hasta que...

—  Sasuke...

Estaba él recostado en medio de la cancha de fútbol, tenia los brazos cruzados que cubrían su rostro. Mi cuerpo empezó a temblar, cada paso que daba trataba de hacerlo lo mas silencioso posible, pero como soy algo torpe no me di cuenta que adelante había una lata de gaseosa que al final termine pisando provocando que se despertara.

— ¿Sakura?

Abrió sus hermosos ojos, pero había algo en él que no era como los demás días.

— ¡Si!— dije casi gritando, estaba tan nerviosa.

— ¿Qué haces aquí?

Se levantó poniéndose frente mío.

— Sasuke... tengo algo que decirte.

Me miro por unos segundos y luego suspiró.

— Ahora no por favor, sólo quiero estar sólo.—su mirada se poso en aquel arco donde los hombres metían el balón de fútbol.

— Pero es muy importante, al menos para mí.

— ¡Por favor, quiero estar sólo!— levantó su tono de voz.

Dime que aún me amas [Pausado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora