Detrás del libro ©

Cap. 1: Techo

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     No hay mejor forma de despertar que con tu almohada como almohada. Pero para mí la mejor forma de despertar es con un libro como almohada.

     Abrir los ojos y ver aquellas letras impresas en páginas color beige. Con un olor a "hoja" que no se lo quita ni el aroma de un perfume. Rogando no haber perdido la página por la cual se pausó, a causa de un sueño, mi reciente lectura. 

     Así entonces, desperté de mi "descanso ocular" que se extendió por más de tres horas trayendome al desvelo pasada la una de la madrugada. Cerré el libro y lo puse a un lado de mi cama; y me acoste boca arriba, con la vista fija en el techo de mi habitación.

     Ya me había quitado los lentes así que no veía tan "HD" como hubiera preferido. Tampoco era tan interesante en lo que mis ojos estaban fijos; como la luz estaba apagada, el techo era un fondo negro en donde las luces de la calle nocturna, que se asoman por la ventana, dibujan figuras no muy bien definidas.

     -jum.- Pronuncie en forma de gracia y sonreí.

     Alguna vez escuche de una película o serie o libro que leí, una frase que decía:

     <<...y el techo de mi recámara está decorado por brillantes estrellas para mí, para ti, para los dos...>>

               ¿Tan simple y vago puede llegar a ser un escritor?

      Infinidades de cosas de las que se puede hablar ¿y decide hablar metafóricamente de un techo?

     Un techo.

     Que en un apartamento es el piso de otras personas. Que en casas de gente adinerada estan bien decorados con lujosos candelabros de cristal. Que en una película o serie o libro representa, supuestamente, un cielo nocturno lleno de estrellas, adornado con constelaciones y galaxias que tenemos en nuestra habitación, que tenemos a nuestro alcance; que nos pertenece.

     Pero no, yo solo veo un techo.

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