3. VULNERABLE

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Nagumo se deslizó entre las sombras mientras se dirigía de regreso a su escondite. La noche era perfecta, y él disfrutaba de la forma en que la oscuridad parecía entrelazarse a su alrededor, envolviéndolo en una sensación de poder y libertad. Sin embargo, a medida que se acercaba a su refugio, una molestia comenzó a burbujear en su interior, como un fuego que se negaba a apagarse. Otra vez a encerrarse, pensó, como si el mismo espacio lo asfixiara.

Al entrar, encontró a Haruka apoyada contra una vieja lápida, sus ojos brillando con un destello travieso. El ambiente se cargó de tensión, y Nagumo sintió que la irritación crecía al recordar lo sucedido momentos antes.

—¿No se supone que ibas a quedarte lejos de mis asuntos? — preguntó con desdén. Su tono era agudo, casi cortante, pero Haruka no pareció inmutarse.

— Oh, vamos, Nagumo — replicó ella, con esa sonrisa que desafiaba cualquier atisbo de seriedad — Solo quise divertirme un poco.

— ¿Divertirte a mi costa? — espetó él con fastidio. No solo había estado lidiando con Osaragi, sino que ahora tenía que soportar la incesante necesidad de Haruka de involucrarse en sus asuntos. Siempre lo hacía.

Haruka se acercó un paso más, su expresión un cóctel de coquetería y desafío.

— Te he visto jugar con ella, como si fueras un gato con un ratón. No puedes negar que es divertido ver cómo intenta atraparte — dijo, disfrutando claramente del recuerdo — ...Es entretenida.

Nagumo se pasó una mano por el cabello, exasperado. Haruka no entendía que había una línea muy delgada entre diversión y peligro, y él ya había cruzado esa línea demasiadas veces. Osaragi solo era algo que tal vez podría utilizar a su favor. Era fuerte, y hasta el momento, no había conocido a ningún otro humano con habilidades y carácter como los suyos. Pero solo eso.

— Es una tonta cazadora.

— Y eso lo hace aún más interesante — replicó Haruka con un guiño — Ella tiene algo... no se rinde tan fácilmente. Te está desafiando de una manera en la que pocos se atreverían eso la hacé realmente una estúpida. ¿Es por eso que no quisiste que me encargara de ella?

Una leve sonrisa se formó en los labios de Nagumo al recordar la chispa de furia en los ojos de Osaragi, esa incapacidad de soltar su daga, sin importar lo que ocurriera. Era cierto que había algo fascinante en su obstinación, pero también era peligroso; el tipo de peligro que, en el fondo, disfrutaba. Sabía que ella nunca lo alcanzaría realmente, y ese juego era tan tentador como letal.

— Esa chica se está convirtiendo en un problema —dijo Haruka finalmente — Ya no puedo permitirte jugar con fuego, Nagumo, o tal vez... debería dejar que el fuego te consuma por completo de una vez — sugirió con un tono juguetón.

— No me voy a poner en riesgo por una cazadora de vampiros que no sabe ni dónde se está metiendo —replicó él con indiferencia — La última vez que jugué con fuego, no me quemé. ¿Por qué habría de quemarme ahora, y menos con alguien como ella?

Haruka levantó una ceja, claramente divertida por su mal humor.

— Es apetecible, ¿no crees, Nagumo? Y eso es precisamente lo que la hace atractiva. No deberías ponerle más atención de la que se merecen los humanos; al final, solo sirven para ser consumidos, y tú lo sabes perfectamente...

Con un suspiro exasperado, Nagumo se dio la vuelta y se dirigió hacia una esquina del viejo refugio. Sin embargo, antes de que pudiera avanzar, Haruka se acercó y se pegó a su espalda con una familiaridad que él ya encontraba molesta. Lo rodeó con sus brazos en un abrazo suave, inclinándose para susurrarle palabras coquetas al oído, palabras que en otro momento le habrían sacado una sonrisa, pero que ahora solo le provocaban ganas de desaparecer. Estaba cansado de sus juegos; esa noche no tenía paciencia para eso ni otra noche futura o al menos no con ella.

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⏰ Última actualización: Jan 12 ⏰

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