Y al fin sonreía, después de un año la vi sonreír, y lo único que pude hacer fue correr a abrazarla y susurrarle un "te quiero mejor amiga", posiblemente el más sincero que nunca le dije, y ella me contestó con su recién renovada sonrisa y un " siempre", esa palabra que, aunque para algunos no signifique nada, para nosotras lo era todo, era el...levántate, no te rindas, no te cortes, puedes ser feliz, te mereces ser feliz, no me voy a ir...todo aquello y más en una simple palabra.
Lo único que hice todo el día fue pensar qué le pasaba para estar tan feliz, pero no quería decir o hacer nada que le hiciera volver a derrumbarse, así que, me limité a sonreír con ella y ser feliz a su lado... Ahora sé por qué estaba tan contenta.
Nunca olvidaré esa maldita tarde en la que su madre me llamó y me dijo que lo hizo, que había conseguido lo que quería. No lo podía creer... Ella, mi mejor amiga, se había ido para siempre. Salí de mi casa y fui a aquel puente que le gustaba tanto...me decía que quería desaparecer, que nadie la echaría de menos, pero realmente nunca creí que lo haría, veo que me equivocaba... En cuanto vi su cuerpo tirado en el río empecé a ver que era verdad. Me agaché a su lado, con una mano acaricié su mejilla y con la otra toqué el tatuaje en el lado izquierdo de mi pecho...Siempre.
¿queréis que os cuente su historia?