Un equipo de amigos

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El sol se resbaló sobre la cueva donde Hebi dormía. Sasuke gruñó cuando escuchó cómo Suigetsu estiraba los pies y golpeaba "sin desear" a Karin, que dormía justo frente a él. Karin, de inmediato, le soltó un fuerte golpe en la cara, despertando a Jūgo y finalmente a Sasuke. Pésimos buenos días para el líder del equipo.

Aún les faltaban unos días de camino para llegar a la aldea donde buscarían a Itachi. Sasuke se cubrió de la brisa mañanera con la capa de viaje roída que había guardado durante su estancia con Orochimaru mientras observaba a Suigetsu y Karin discutir sobre alguna tontería. Par de idiotas, no hacían otra cosa que arruinar su ya imperfecto día. Ni siquiera recordaba cuánto tiempo llevaban en esa travesía, pero no le veía final. Sólo quería hacerse cargo de Itachi antes de largarse lejos de ellos y no volver a verlos en su vida.

- ¡Hey, jefe serpiente! - lo llamó Suigetsu desde el exterior de la cueva. Jūgo y Karin lo acompañaban. - ¿Piensas salir algún día?

Sasuke le advirtió que no se burlara de él antes de levantarse y caminar hacia ellos. La capa le parecía bastante estorbosa, tenía deseos de arrancársela y triturarla con su katana; empero esa prenda era una protección para el frío que sentiría apenas llegara agosto. Idiota clima e idiotas los creadores de tan incómoda ropa.

- ¿Y qué haremos hoy? ¿No toca día de descanso? - insistió Suigetsu pegándose a Sasuke con una cantimplora en la mano.

- No seas idiota, tenemos que ir por Itachi. - le respondió Karin empujándolo para que se alejara de Sasuke.

Suigetsu trastabilló antes de farfullar lo patéticamente obsesionada que se encontraba esa mujer. Ella era la única en el equipo a la que le gustaría estar con el vengador Sasuke Uchiha. Ni siquiera Jūgo era capaz de permanecer a menos de un metro de él. El aura que emanaba Sasuke era mucho más oscura que la de muchos asesinos; y vaya que Suigetsu conocía de asesinos.

- Iremos hacia el este, es mucho más rápido llegar por ahí. - indicó Sasuke ignorando la nueva discusión en la que sus compañeros se habían sumido.

- Las aves pronostican tormenta en el este. - dijo Jūgo acariciando un gorrión en su hombro.

Sasuke resopló; qué pésimo día. Aunque por las mañanas ignorara en lo posible a Suigetsu y Karin, terminaría por amenazarlos de muerte - y cumpliría la promesa - si seguía con ellos durante tanto tiempo. Su intención era encontrar a Itachi, matarlo, recuperarse de la batalla y luego despedirse de Hebi. ¡Simple y rápido! O al menos lo sería si el clima no le impidiera seguir con sus planes.

- Rodearemos, entonces. - dijo de mala gana.

Karin sonrió emocionada por pasar más tiempo con Sasuke. En cuanto éste empezó el camino, ella se adelantó a su lado. Sin embargo, incómodo por la invasión a su privacidad, Sasuke avanzó dos pasos para comandar al grupo.

Anduvieron en silencio hasta que Suigetsu - como era de esperarse - abrió su boca.

- Es raro que a finales de julio nos enfrentemos a una tormenta. No estamos en septiembre.

- ¿Finales de julio? - cuestionó Sasuke, deteniéndose un segundo. - ¿Qué día es hoy?

- Veintidós de julio.

- Es veintitrés, imbécil. - corrigió Karin con "sutileza".

- Jūgo, ¿qué día es hoy? - preguntó Sasuke, desconfiando de aquéllos que siempre discutían.

- Veintitrés. - contestó sin miramientos, observando el cielo.

Sasuke volvió a detenerse, aunque esta vez pareció no reaccionar. Le parecía lo increíble que pasaba el tiempo, lo terrible que era ver correr los días hasta recordar lo que un año atrás estaba haciendo. Recordar que tenía poco menos de un año que vio por última vez a sus antiguos compañeros de equipo. Y, por consiguiente, recordar su último cumpleaños en Konoha. Sin pensárselo mucho, se abrazó a sí mismo como acto reflexivo, antes de seguir caminando sin decir absolutamente nada.

Un equipo de amigos (One Shot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora