"Amor a Través del Tiempo" ~Sichul~

~Capitulo Cinco~

Heechul se sentía un poco frustrado ese día. Por lo visto nada transcurría según lo planeado, aquella mañana había salido muy temprano de su casa, para dirigirse a la biblioteca de historia, con el fin de averiguar algún suceso relacionado con la mística estrella que ahora estaba en su poder. Pero todo había sido en vano, no había encontrado absolutamente nada.

Exasperado se bajo de su antiguo Chevy, cerró la puerta con fuerza, y siguió su camino con pasos apresurados entrando a su tienda la cual lo recibió con el acostumbrado campaneo, que advertía de la entrada de alguna persona al recinto. Sin darle importancia al sonido, continúo su andar, pero repentinamente algo lo detuvo.

Fue una extraña sensación en el ambiente, como si pudiera sentir la presencia de algo o de alguien. Al aspirar, sus fosas nasales se llenaron de un aroma inigualable, era una mezcla de almizcle y sudor propio de un hombre, el que lleno sus sentidos y calentó cada parte de su cuerpo; la sensación fue tan extraña y confusa, que sintió cada bello de su piel erizarse, su mirada vago por toda la tienda, esperando... ansiando ver a la persona que con su solo olor había alterado de aquella manera sus sentidos. Pero no había nadie...

El recinto se encontraba vacío, pero el aura de aquel lugar se encontraba cargada, completamente invadida por la presencia de una persona, la cual ponía en ebullición el aire y alteraba cada poro de su piel asiéndole sentir un cosquilleo extraño por todo el cuerpo. Intento seguir caminando, pero volvió a detenerse al sentir que había pisado algún objeto tirado en el suelo, retiro el pie con cuidado, y sus ojos se abrieron de golpe, su corazón por voluntad propia empezó a dar saltos en su pecho, acelerando su latir. Heechul se agacho y recogió el objeto, se trataba de una cadena, de la cual colgaba un hermoso aro de oro blanco, que tenía un acabado trenzado y un zafiro incrustado al centro, era la cosa más hermosa que había visto, y por alguna extraña razón, sentía como si le perteneciera.

Con absoluta reverencia paso sus dedos sobre el anillo, y sintió como si el objeto le transmitiera una especie de calidez, un calor que comenzó en su mano y fue ascendiendo por su brazo, recorriendo cada parte de su cuerpo, con una especie de electricidad, hasta que llego a su cabeza, ocasionando un fuerte zumbido que lo dejo mareado.

Heechul se sujetó de la vitrina más cercana, y cerró los ojos intentando atenuar la sensación que lo invadía, pero su mente fue inundada por un caleidoscopio de borrosas imágenes las cuales aparecían y desaparecían, como si estas centellearan en su cabeza. De repente sintió su cuerpo inerte y débil; automáticamente su mano se cerró con fuerza, encerrando entre sus dedos el delicado anillo, el cual brillo inadvertidamente. Un aire frió calo los huesos de Heechul y se sintió como transportado; de repente todo a su alrededor desapareció, ya no estaba en la ciudad, ya no era de día, ni estaba en el interior de su tienda de antigüedades; todo pensamiento coherente abandono el cuerpo de Heechul, el cual se sintió ansioso y fue como impregnado de necesidad y anhelo.

Una cálida brisa movía las ramas de los árboles y hacia que el aire se impregnara del aroma de los eucaliptos. Mientras caminaba a través del bosque con pasos apresurados y ojos deseosos de empaparse de una sola visión, él avanzaba entre las sombras despojado de todos los adornos de la corte real, solo ataviado con una sencilla túnica la cual se ondeaba con la suave brisa del viento. Una dulce sonrisa se formó en sus labios al ver la silueta del hombre que había estado ansiando ver, aquella oscura silueta miro a Heechul y hablo.

—Has venido —dijo él.

Heechul se acercó a él, con una gracilidad que de niños había hecho que él se escapara siempre de aquel hombre en sus juegos. La silueta del hombre lo miro y le tendió las manos, Heechul extasiado acepto las de él con deleite. El hombre se las estrecho y una hermosa sonrisa se formó en su boca antes de que sus labios se abrieran para hablarle a Heechul.