Francés.

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El pequeño chico salió corriendo por las desconocidas calles de Nueva York. No sabía que querían de él y, la verdad, no iba a detenerse a preguntarles; podría enfrentarlos... si tan solo llevara algun arma...

-Uh, jamás logras escapar de un demonio, Firewel.

Se detuvo en seco cuando el chico con el que había estado coqueteando se paró frente a él. Cayó en un truco tan bajo como el glamour, nadie podía culparlo cuando tenía alcohol en su sistema.

Pero parecía que su estado de ebriedad se había esfumado cuando salió corriendo al notar el problema en que se había metido.

¿Como llegó a las calles de Nueva York si estaba en un bar francés? Ni él mismo lo sabía.

Retrocedió varios pasos queriendo volver a escapar pero ya estaba rodeado.

-Detenganlo.

La potente voz de Akous resonó por toda la calle y los otros demonios lo obedecieron, tomaron al chico por los brazos y lo inmovilizaron. Un escalofrío lo recorrió cuando vio la daga demoniaca que Akous sujetaba entre sus largos dedos, y la luz de luna no ayudaba a darle mejor aspecto.

-Sabes muchas cosas, Elesar, y por lo visto no puedes quedarte callado.

La voz sonaría escalofriante para cualquier mundano, pero al chico solo le causaba asco. Primer golpe, en el estómago.

-¿El gran demonio tiene miedo de lo que yo pueda decir?- murmuró sin aliento, con su marcado acento francés.

Primera regla, jamás te burles de la valentía de un Blacksoul.

El puño se impactó en su mandíbula y solo sonrió con suficiencia.

-¿Acaso es todo lo que tienes?

Segunda regla, jamás lo retes.

De un solo movimiento rasgó la tela de su camisa, dejando a la vista la blanca piel de su pecho. La daga se acercó a su piel destellando peligrosamente.

Elesar se removió furioso intentando soltarse del agarre de los demonios, claro que no tuvo mucho éxito.

No pudo evitar gritar cuando la punta de la daga se hundió en su piel, ardía y quemaba como el infierno. Levantó la vista hacia el chico ruloso que hacía la marca en su piel mientras recitaba algo que no alcanzaba a entender.

La daga se separó de su cuerpo pero solo consiguió que ardiera más, lo soltaron, no sin antes golpearlo un par de veces más y cayó de bruces al suelo, débil y sin aliento. La sangre comenzaba a formar un charco a su alrededor logrando pintar de rojo su camisa blanca.

-Linda forma de morir, cazador, solo y en un callejón.

Elesar levantó la vista.

Tercera regla, jamás lo veas a los ojos.

Y la suela de un zapato impactó contra su cara, dejandolo inconsciente.

~*~

El último demonio cayó derribado por una flecha, soltando icor por todo el lugar antes de desaparecer.

-Ese fue el último, Jace.

Jace sonrió con suficiencia cuando escuchó esas palabras de su parabatai.

-Jace, deja de sonreir como idiota, tenemos un problema aquí.

La voz cortante de Dana lo sacó de sus pensamientos. Con el ceño fruncido se acercó a donde ya estaban todos los cazadores.

La luz de luna dejaba ver una figura tirada en el suelo rodeada de sangre. Era un chico, un cazador.

-¿Quien es?- la imponente voz de Jace interrumpió los murmullos de los otros cazadores.

-No es de los nuestros- Tiberius informó- Esto no sucede en una noche de práctica.

-Es cazador- esa fue Venus- Pero es mas pequeño que nosotros.

Con cuidado Jace le dio la vuelta a la pequeña figura, claro con ayuda de Alec, dejando ver a un chico de unos 14 años, un moratón se empezaba a notar en su mandíbula y tenía el labio partido.

-Miren esto- susurró Clary quitando los restos de su camisa, una marca resaltaba al rojo vivo en la blanca piel.

-Los Blacksoul- murmuró Jace- Alec, hay que llevarlo al Instituto.

~*~

-¿Seguro que estará bien?

Todos miraron sorprendidos a la chica pelirroja, Dana jamás se preocupaba por nadie que no fuera ella.

-Él estará bien, debe descansar.

Jonathan fue el que contestó, alborotando su cabello de colores salió lo más rápido que pudo.

-Hay que avisar a Leo- murmuró el morocho.

-Tu sabes como es con las visitas inesperadas, Alex, seguro que lo corre- todos vieron mal a Jace, que solo encogió los hombros- Es la verdad.

Dana iba a replicar cuando un gemido de dolor captó la antención de todos. Miraron en esa dirección encontrandose con el chico sentado en la camilla.

-No te levantes- Will avanzó con paso ligero.

-La cabeza me va a explotar- se quejó el chico con voz pastosa- ¿Donde estoy?

-En el Instituto de Nueva York- Dana intentó tomar su mano pero el chico se alejó bruscamente.

-¿Quienes son ustedes?

Los vio con inseguridad haciendo que Jace resoplara.

-¿Que es esto? ¿Un interrogatorio?

El chico de ojos azules lo fulminó con la mirada:- Soy Alexander Lightwood, este de acá es Jace Herondale.

El chico solo los vio atento.

-Soy William Herondale- el chico que estaba frente a él le sonrió.

-Alex Leigh- un atractivo morocho se revolvió el pelo.

-Clary- la pelirroja pronunció cortante, no le agradaba la mirada del chico.

-Dana Firewel- la chica pelirroja llamó su atención.

El chico abrió los ojos como plato y entre abrió los labios.

-¿Como te llamas?- murmuró ella.

-Elesar... Elesar Fir~

-¡Chicos traigo buenas nuevas!- la madura voz lo interrumpió- ¡Bajen al comedor!

Cazadores de sombras: Nueva generacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora