❝Minji, una joven heredera envuelta en el lujo, jamás imaginó que una noche de fiesta cambiaría su destino. Salvada por un enigmático desconocido, decide ayudarlo sin saber que ha traído a un mafioso a su vida. ¿Su mayor protector... o su peor amena...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Minji y Gong Yoo permanecen sentados en el banco, mientras el aire pesado de la noche parece amplificar las emociones no dichas entre ellos. A lo lejos, Jungkook observa con el ceño ligeramente fruncido, su postura relajada desmentida por la tensión en su mandíbula.
Minji, cansada del silencio, rompe la calma con una voz cargada de ironía y resentimiento.
—Quieres hablar y no has dicho ni una sola palabra desde que llegamos aquí.
Gong Yoo levanta la mirada hacia ella, sus ojos llenos de culpa y una nostalgia que Minji no quiere reconocer.
—Minji, lo que hice... no tiene justificación. Lo sé. Pero...
—No sigas —lo interrumpe ella, con un tono frío—. No quiero escuchar excusas.
Gong Yoo vacila, pero finalmente decide continuar.
—Me fui porque no sabía cómo manejarlo. Ver cómo luchabas... Me sentía impotente.
Minji se ríe, una risa amarga que corta como una cuchilla.
—¿Impotente? Yo estaba muriéndome, Gong Yoo. Y tú, en lugar de quedarte, corriste. Me abandonaste.
Él baja la mirada, apretando los puños sobre sus rodillas.
—Tienes razón. Y no pasa un día sin que me arrepienta de eso.
Ella lo mira fijamente, sus ojos brillando con una mezcla de dolor y furia.
—Espero que algún día puedas perdonarme —susurra Gong Yoo.
Minji cierra los ojos, intentando contener las lágrimas que amenazan con derramarse. Pero antes de que pueda responder, Gong Yoo extiende la mano como si quisiera tocarla, acercándose más.
Desde la distancia, Jungkook, que no ha podido escuchar la conversación, observa el gesto con atención. Algo en la proximidad entre ellos lo inquieta. Decidiendo que ha sido suficiente, comienza a acercarse con pasos medidos, su figura proyectando una sombra que pronto envuelve a ambos.
—Creo que la señorita Minji ya ha dejado claro que no quiere continuar esta conversación —dice Jungkook, su tono calmado, pero con una firmeza inquebrantable.