Traite (milo x camus)

Siento como sus largos y fríos dedos envuelven mi cuello. Sin siquiera sopesar imponen más presión, un hilillo de sangre se escurre por la comisura de mis labios. Tus ojos me miran con odio, pero muy dentro de ellos se nota la tristeza, tristes por ser traicionados. Cada vez que los miro fijos aquellas orbes azules como el mar me atraviesan el alma como una aguja.

Un par de lágrimas comenzaron a correr por tus mejillas. Recuerdos del pasado, de aquellos momentos en los que te veía sonreír cruzaron mi mente, por qué, por qué habían llegado a eso. Por qué su querido galo tenía que sufrir tanto por él. Sus errores habían provocado que las sonrisas del rubio se convirtieran en lágrimas. Quería desaparecer en la oscuridad de la noche, para que así el sufrimiento parara de una vez por todas.

La presión se hizo más fuerte y el santo de acuario sintió que por fin el final se acercaba, cerró los ojos para darle la bienvenida de vuelta a la oscuridad, ya no iba a permitirse hacer sufrir más a aquel que había sido su única compañía, quien le había sonreído por primera vez en aquel mundo lleno de tristeza.

Abrió con sorpresa sus ojos al notar que la presión se había detenido. Alzó la mirada para ver que al heleno no paraban de caerle lágrimas. Este soltó el cuello del acuariano y cayó de rodillas ante el. Tomó la mano de este. Camus noto que sus manos temblaban y no pudo evitar tomarlas con más fuerza. El rubio tiro de Camus como si estuviera reprochándole y este no sabía como reaccionar.

-P-por qué?- preguntó entre sollozos el escorpiano.

Camus solo quería volver a aquellos tiempos en los que eran felices y aquellas manos que ahora temblaban lo abrazaban con fuerza. No quería mas preguntas sobre el por qué, ya que el tampoco la conocía la respuesta, ellos habían pensado que eso era lo mejor que podían hacer por su querida diosa. Ya no quería pensar más en la guerra, ni en lo que pasaba solo quería aunque sea un minuto de felicidad con la persona a la cual amaba con todo su corazón. Se coloco dentro de los brazos de Milo y cerró los ojos para tomarlo con fuerza. El escorpiano quedo perplejo ante la acción del menor quien nunca demostraba sentimientos y entendió, entendió que en realidad el acuariano no era un traidor. Milo lo tomo lo más fuerte que pudo porque quería que ese momento durara para siempre.