Mierda, mierda, mierda. La primera cita que tengo desde hace... ¿2 años? Soy pésimo recordando cosas, pero eso no siempre es algo malo. Olvidar momentos dolorosos o estúpidos es vital en la vida, pero para alguien idiota como yo, siempre es bueno tener momentos estúpidos en el repertorio, entonces la cuestión sería: ¿es bueno o malo olvidar?
Repasaré la lista:
-Bañarme, listo.
-Ropa de galán, soy pobre para comprar ropa de marca.
-Desodorante, me la suda.
-Perfume, es de putos.
-Amuleto de la suerte, está dentro de mis boxers.
-Música épica para cuando se me haga tarde y tenga que ir corriendo, oh sí, nena.
-Lista estúpida, la estoy terminando.
Demonios, si sigo perdiendo el tiempo estoy seguro de que tendrán que pasar otros 2 años para que pueda conseguir una cita. Me até las agujetas aún con el cepillo en la boca, escupí la espuma dental en un vaso sucio que se me cruzó por el camino y me colgué la mochila a la espalda dispuesto a salir a un día prometedor. Abrí la puerta y... ¡Mierda! (x4)
Amo la lluvia, el ambiente nublado, frío, ventoso, es hermoso. Perfecto para leer o jugar videojuegos mientras se toma una taza de café. Pero que no mame, hoy no tenía para nada planeado quedarme en casa a rascarme el ombligo (aunque sí tomar café), y no lo iba a hacer.
1... 2... 3. Salté a la calle con la mochila sobre mi cabeza en forma de sombrilla, ¿ya te diste cuenta que soy un idiota? Con las prisas olvidé que tengo las sombrillas de mi tía dentro de casa.
Corre, marico, corre. El café de Amancia no quedaba muy lejos de mi casa, bueno, no lo suficiente como para quedar desfallecido a mitad del camino si iba corriendo. No falta mucho, no falta mucho, no falta mucho, no f... ¡Ahí está! A una cuadra más. Ya casi... He llegado. Mojado hasta los calcetines pero lo he hecho.
Recobré el aliento. Saqué el celular para ver la hora (el cual, gracias a Diosito, no se había mojado). Bien, sólo 15 minutos tarde, con eso puedo sobrevivir.
Me sacudo bien antes de entrar y ¡uff! el aire acondicionado se sentía sabroso al tocar mi piel mojada, sí, es cierto que iba a terminar pescando un gran resfriado, pero en ese momento valía la pena. Por suerte el aire me terminaba de secar.
Allí estaba ella, sentada en una cabina a lado de la ventana, sosteniendo un libro liviano con la mano izquierda mientras recogía su fleco con la derecha. Como siempre, su cabello violeta oscuro (obviamente teñido, pero le quedaba de maravilla, no como a las mujeres de piel oscura que se lo tiñen de rubio, eso es simplemente estúpido a menos que quieran que las clasifiquen como animales en peligro de extinción) lucía esplendido. Alzó la mirada y me sonrió. En realidad no sé por qué, tal vez porque en ese momento yo tenía la mirada fija en ella y con la boca abierta como un bobo, por mi atuendo empapado, o tal vez, sólo tal vez, porque estaba secretamente enamorada de mí y le daba risa verme tan desgraciado. Creo que la conclusión sería que estaba en lo correcto en todos menos en estar enamorada de mí, eso lo inventé para subirme la autoestima.
Caminé apresurado hasta su cabina antes de que la dueña sangrona me reconociera y me obligara a secarme aún más para no mojar sus asientos.
—Hola, ¿cómo va todo? —pregunté mientras tomaba asiento frente a ella—.
—No muy bien para ti, diría yo —dijo riéndose para sus adentros—. Tenías razón sobre tu impuntualidad. Llevo aquí media hora.
Demonios, olvidé que mi reloj estaba atrasado 15 minutos para poder dormir un poco más antes de ir a la escuela.
—No luces tan enojada como deberías, ¿acaso no lo estás? —Tenía un poco de fe en que esa cita no fuera un desastre.
— Créeme que he salido con chicos peores, ¿creerás que uno me hizo pagar la cuenta después de haber llegado 1 hora tarde a un restaurante de comida italiana? Y para empeorar digamos que la pasta no estaba para nada barata. Espero que el café de aquí no esté a precio de oro porque no traigo mucho para pagarte a ti también —Dijo riendo y tomando la carta.
Bueno, al parecer la chica no era una amargada. Es más, podía sentir su sentido del humor. Tal vez había elegido a la correcta para tener una cita.
—De hecho el café es algo barato, elegí cuidadosamente un restaurante que fuera económico en caso de que me tocara a mí pagar la cuenta, siendo sincero, igual me a tocado pagarle la comida a mi acompañante, aunque sólo fueron unos tacos de la esquina y mi acompañante era mi tía, pero aún así, que no joda.
Al parecer mi forma de ser le había agradado porque se estaba muriendo de risa. La forma en la que ella reía era única, no por ser exactamente bonita pero tampoco reía como cerdo. Aunque ciertamente su risa contagiaba.
—Vaya, ¡eres un cabrón! —exhaló con lagrimas en los ojos— Por favor, ordenemos algo antes de que nos saquen por alterar el orden de este local.
—Me parece bien, señorita "Yo le pago la comida a todos" —le lancé una mirada al menú. Un frappé con este ambiente sería lo más insensato para mi salud. Perfecto—. Creo que pediré un frappé. Y, ¿qué tal tú?, ¿ya decidiste que tomarás?
Ella respiraba algo agitada mientras se secaba las lágrimas de los ojos.
—Bueno, yo no estoy tan loca como para tomar algo frío con este tiempo. Pediré un cappuccino.
— Y, ¿qué tal si nosotros los locos somos en realidad los cuerdos y ustedes, los "cuerdos", son los locos por no comprender nuestra lógica?
—Jamás mencioné que tú fueras el único loco en esta cabina, ¿o sí?
Nuestras miradas se cruzaron con una sonrisa entre nuestros labios. En realidad me agradaba su forma de pensar. No era una chica del todo corriente. Al poco rato de haber ordenado y de hablar de temas como el hermosamente trágico clima y de mi pésima idea de venir apresurado sin un paraguas nos trajeron nuestras bebidas.
—¿Y qué juego era el que buscabas en aquella tienda? Parecías estar desesperada por tenerlo, sin mencionar que en tu búsqueda rompiste un disco semi-nuevo y tuve que ayudarte a pagarlo —Tomé un gran sorbo de mi frappé—. A decir verdad, no lo hubiera hecho si no fueses una chica linda.
—Sí, me lo dicen a menudo —sonrió— Ah, buscaba el The last of you para el Pleistechon 3, no era para mí, si no para mi hermanito. Me enamoré del juego desde que me lo prestó, pero de tantos orgasmos que me dio pues... digamos que no quedó en buenas condiciones cuando se lo regresé. Me tiene jode y jode desde hace tiempo con el tema de que le compre uno nuevo pero que se chingue, le compré uno semi-nuevo porque no cago dinero —se sonrojó y soltó una pequeña risa— Perdón por mi vocabulario, pero en serio era molesto. Como te decía, el muy tonto aceptó el videojuego sin rezongar. Y yo pues no perdí mucho dinero, en parte, porque tuve que pagar el juego que rompí al buscar el otro. Muchas gracias por ayudarme esa vez, así pude pagar los dos con el poco dinero que llevaba.
—No te culpo, ese videojuego es bellísimo, con decirte que aún conservo mi antigua consola sólo para jugarlo de vez en cuando. Por cierto, no creerás que no te cobraré lo que pagué por el videojuego que rompiste, ¿o sí? No soy tan distinto a tus anteriores citas, hoy igual pagarás lo que yo pida, ¿va? —le dije haciendo una sonrisa coqueta.
—¿Qué? Estás jodiendo, ¿verdad?—soltó su bebida— No traigo mucho dinero, creí que eras una persona de buen coraz...
—Descuida, puedes estar tranquila —reí un poco al ver sus ojos desorbitados— Yo te invité a salir, ¿no? Te pagaría lo que pidieras de no ser porque me debes dinero así que con que pagues lo que ordenes estaremos a mano.
—Eres un idiota, ¿verdad? —sonrió y le dio un gran sorbo a su café
—Me lo han dicho antes.
—Pues no te han mentido, aunque a pesar de eso, eres una buena persona, por eso acepté salir contigo. Me agradas.
Es extraño. Yo no suelo tener tanta suerte. Conociendo mi vida, algo malo estaba a punto de pasar... No importa, sólo eran supersticiones.
¡Le agrado!
—Tú también me agradas, Victoria. Deberíamos salir más...
Su celular sonó. Mierda (x5). He aquí la mala suerte de la que te hablaba. Gracias, Dios, gracias.
Tomó su celular y se lo puso al oído. Se levantó y se fue a un rincón un poco más privado.
No alcancé a escuchar mucho de su conversación con la persona del teléfono, sólo: "Hola... sí... sí... no tardo... ok". Y ese "ok" lo dijo de mala.
—¿Tu padre? —pregunté con curiosidad.
—Mi madre, quiere que me vaya a casa —dio un soplido.
—Bueno... fue un gusto.
Ella rió.
—No me conoces, idiota. No me iré. Me la estoy pasando bien contigo —le dio otro gran sorbe a su cappuccino— Además está loca, ¿qué no ve la lluvia?
Definitivamente esta chica tiene que ser mi novia.
—Tienes razón, en fin, adultos —hice una mueca que la hizo sonreír.
—¿Tú eres así con tus padres?
—Sí los tuviera probablemente sería así, pero con mi tía María no. En parte porque casi nunca está en casa y no ve lo que hago —respondí.
—Oh... —miró hacia abajo— lo lamento, no sabía.
—Descuida, murieron hace años en un accidente automovilístico. Era apenas un bebé así que no tengo muchos recuerdos con ellos. Mejor cuéntame de ti, ¿vas en la preparatoria?
—Sí, en quinto semestre. ¿Y tú? —preguntó con curiosidad—. Estudio en la academia G. Way al este de la ciudad.
—Tercer semestre. Digamos que debería estar en tu mismo nivel pero perdí un año a causa de varicela.
—En serio tienes muy mala suerte —estalló a carcajadas— Tuviste que pagarle un videojuego a una extraña, te empapaste al venir y sin mencionar que no eres un experto con las chicas.
—Sí, mi vida es una mierda, pero, ¿sabes? Disfruto de esta mala suerte a tu lado.
¡BOOOM! Yo sé que esa frase fue una explosión en su hipotálamo.
—Yo igual disfruto de tu compañía, X-Kid. Puedo encajar contigo fácilmente.
Y eso, fue su contraataque. Sentí una explosión... en mi pene.
—¿Qué me dices si salimos un rato? Ya me cansé de estar sentada —Dijo parándose y bostezando.
—Pero si hace un momento me dijiste que no querías salir por la lluvia.
—Lo dice el que vino mojado hasta los calzones a nuestra cita. Deja de hacerte el del rogar y vamos.—¿En qué momento dije que no iría contigo?
—Oye...—¿Sí? —pregunté. Demonios, estaba temblando de la emoción.
—¿Puedes pagar mi café? Me di cuenta de que olvidé mi dinero en casa —dijo acompañada de una pequeña risa.—Vete al diablo...
Al parecer la chica era un poco más astuta de lo que imaginé. Me encanta.
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Me voy al CARAJO
Teen Fiction>>Sí, como lo leíste, me voy al carajo. ¿Por qué? Porque mi vida es una mierda. No, no me drogo (no creo), no bebo, no sufro de bullying, no me corto, no tengo problemas con mis padres (eso es más que nada porque no tengo), pero sí, mi vida es una m...