CAPITULO 5

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Los días pasaban lentamente, no quería hablar con nadie y la verdad hubiera preferido morir antes de sentir la lastima de todos por mi situación, el doctor decidió que ya estaba bien y me dieron de alta, me dejaron irme a mi casa, cuando llegamos Ian me ayudo a subir a mi cuarto y pude ver que la puerta ya estaba reparada y habían sacado todo con lo que me pudiera hacer daño, solo me dejaron lo necesario para el diario, comenzaron a pasar los días y mi madre pasaba casi todo su tiempo conmigo y casi todo el tiempo estaba acompañada sino estaba con mi madre estaba con mis hermanos aunque yo no quería ver a nadie, estaba bastante pálida a causa de no salir al sol, aunque tampoco ayudaba mucho mi falta de apetito.

-hija por favor debes comer algo no puedes seguir así-me dijo mi mamá viendo que solo estaba jugando con la comida que me había llevado-

-no tengo hambre- dije levantándome de la cama y caminando al pequeño balcón que tenía en mi habitación y sentándome afuera

-Mirando hacia fuera –

-vuelve a acostarte que aun estas muy débil- me regaño

-no quiero y además debo esperar- le conteste sin moverme-

-pero esperar que-me pregunto extrañada-

-que vuelva-

-pero hija...-

-déjame sé que va a volver- dije observando la calle-

-eso no es bueno para ti, mejor deberías de...-

-déjame, quiero estar sola, vete- le dije fría y secamente –

-pero tienes que comer-

-deja la comida en la mesa, vete-

-pero _________...-

-déjame sola quieres-dije sin apartar la mirada de la calle y sin moverme de la misma posición-

- vuelvo para traerte la cena-

-cierra la puerta-

-no, la dejare abierta-yo no conteste, para que, iba a hacer lo que quería- volveré-

Los días seguían pasando y yo solo esperaba a que volviera, porque él tenía que volver, necesitaba un porque, un motivo, una razón, tenía que estar conmigo siempre como lo habíamos prometido, mi madre me llevaba desayuno, comida y cena, aunque yo apenas comía para sobrevivir así que empecé a adelgazar drásticamente, no quería moverme de la ventana y solo me iba para dormir un par de hora pero después volvía a la ventana, no quise volver al colegio porque todo me lo recordaba a él, un día mi madre entro en mi habitación con una mujer que resultó ser una psicóloga yo no sé para qué rayos la trajo pero yo decidí ignorarla así que se la paso hablando sola todo el tiempo mientras yo solo observaba sentada en el balcón.

Llego el mes de septiembre y las hojas de los arboles comenzaron a caer, mientras yo seguía solo observando por el balcón, que los días pasaran o no me daba lo mismo, las flores se secaron y las lluvias golpeaban la ventana pero yo no me aparte, los vientos y fríos comenzaron a sentirse, la nieve comenzó a cubrir las calles y casas.

Había noches en las que no soportaba el dolor y la frustración que me causaba esta situación y comenzaba a sacar la ropa y aventarle destendía la cama y todo lo aventaba y después me sentaba a sollozar en el piso, con los nervios de punta, creo que lo hacía demasiado fuerte porque a los minutos entraban todos corriendo y me veían con pena, pero yo no quería su lastima, mis hermanos al momento se dirigían a abrazarme y me sentía tan bien con ellos me sentía por un momento protegida, pero aun tenía ese hueco que no me dejaba, se quedaban con migo hasta que me dormía o por lo menos hasta que me tranquilizaba un poco siempre estaban con migo, el tiempo seguía pasando y se veían cansados, preocupados, tristes, desvelados.

Pronto la nieve comenzó a desaparecer y los arboles a retoñar poco a poco pero a mí no me interesaba seguía sentada en la ventana, el pasto que estaba seco comenzó a enverdecer y crecer iluminando y alegrando los jardines, las flores comenzaron crecer en botón y abrir lentamente, los rayos del sol comenzaron a intensificarse, los rosales del jardín comenzaron a florecer las hermosas rosas rojas que tanto adoraba. Los pájaros volvieron a cantar, las hojas volvieron a enverdecer, los días siguieron pasando y la primavera estaba a escasos días de volver, pero para mí la vida era la misma, no había cambios, no había tiempo, solo esperaba a que un día el regresara con una explicación y un te amo.

Yo sabía que mis padres me miraban y pero ni siquiera notaba su presencia, no me interesaba, era preocupante según ellos, me había cortado de toda vida, de toda comunicación, no había recibido a luna, a nadie más, no hablaba, no decía nada, apenas comía para sobrevivir y seguir teniendo fuerzas para estar sentada en esta ventana esperando, pero parecía de en vano esperar porque no aparecía, si era necesario esperar toda mi vida lo haría, no cesaría.

Claro que no era lo que todos esperaban o querían para mí, pero a mí no me importaba, parecía que había sido ayer todo lo que había pasado pero no, el tiempo deja huellas y heridas que son irremediables, abecés mis padres y hermanos solo entraban para decirme que no querían perder a su hija y hermana en un abismo de soledad, pero yo solo seguía sentada en la ventana sin darles la más mínima atención.

FRIO??? Taylor y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora