Capítulo 2

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DOMINICK

¿Qué tanta probabilidad hay en que, precisamente, me encuentre con ella de nuevo? Digo, no soy bueno en la manifestación, de hecho, me ha ido muy mal en ese departamento, pero, vamos, es justo increíble que deseaba volver a verla y ahora está frente a mí. Mi caballerosidad me ha hecho fingir que no recuerdo dónde vive a pesar de que me grabé las calles mientras me alejaba de ahí, pero mi necesidad de saber más de ella ha sido una tortura mental muy cabrona.

Sin embargo, sé que dijo que no, así que me siento frente a ella en la gran mesa, de la aparente sala de juntas. No deja de verme como si esto le hubiera complicado toda la vida en un instante.

—Necesito el empleo, prometo comportarme —me adelanto a lo que pudiera decirme—. Lucinda me recomendó, era mi vecina, lo que te haya dicho de mí sobre mi eficiencia es real y, sobre la otra noche, yo...

—Vale, no te estreses, borrón y cuenta nueva —dice, interrumpiéndome. Me pone enfrente una tablet y deja de hacer contacto visual—. Mira, esta semana será un poco ajetreada, ¿te importaría empezar con esto? Tu oficina es la de al lado a la mía, pídele a Danielle que te guíe.

Ignorándome por completo, gira su silla para responder una llamada. Ni le sonó el teléfono, así que asumo que esta simplemente es mi señal de salida.

¿Borrón y cuenta nueva?

Vale, he de admitir que me lastima un poquito el orgullo escuchar eso, pero tampoco voy a insistir, ella pagará mi salario de ahora en adelante, así que solo debo procurar no meter la pata para que no me despida. No mentí cuando dije que necesito este trabajo, por el momento, en lo que recupero mi bendito puesto... o al menos me lo den en alguna de las constructoras a donde fui a dejar mi curriculum.

—Sí, señorita. —Fingiendo una sonrisa, salgo del lugar y justo me encuentro con las tres mujeres que acaban de salir de aquí hace momentos. Están cuchicheando pero se quedan calladas al verme—. Señorita Danielle, mi...

—Sí, sí, yo te llevo. —Me guía solo un par de metros, señalándome oficina—. Y esa de allá es la de Elaine, de momento la puedes estar buscando en la sala de juntas, estamos en medio de un lanzamiento y nos reunimos ahí. A las doce es el horario de comida. Y creo que es todo lo que te debo informar de momento, si tienes alguna duda, no temas en preguntarnos. ¡Bienvenido a bordo!

Le sonrío y entro a la oficina. Lo primero que hago es sentarme en la silla atrás del escritorio y soltar un suspiro, agotado.

Qué decadente ha sido este proceso, lo único que he de celebrar es que ya tengo trabajo fijo de nuevo. Incluso si considero, desde que Lucinda me lo ofreció, que es reducir mis capacidades demasiado.

Yo tenía asistente, caray, no lo era, de nadie.

—Elaine Montalvo —digo su nombre y siento de pronto una clase de frustración que intento ignorar, decidido a comenzar a revisar qué tengo que hacer en la tablet que me entregó.

Cuando enciendo la pantalla, está justo de salvapantalla el logotipo de la empresa, al desbloquearla, me encuentro con la foto promocional de mi perfume favorito, Libélula, descubriendo que al parecer ella lo ha creado.

Caramba, en serio no puedo creer que la he vuelto a ver, y peor, que ahora vaya a tener que lidiar conmigo mismo porque es mi nueva jefa y debo comportarme.

Aun si su sola presencia me lleve de vuelta a nuestra alocada y merecida noche juntos.

Me pongo manos a la obra. Quizá la situación altere mis sentidos, me descoloque demasiado y sea de algún modo una grosería del destino, pero debo seguir adelante con esto. Necesito este empleo y también tengo que mantenerlo porque las medicinas de mamá no se compran solas y de aquí a que se resuelva mi demanda contra mi despido injusto, pues tengo que comer algo decente.

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⏰ Última actualización: 2 days ago ⏰

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Desliz del destino© (ND2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora