Epilogo.

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YoonMin sentía las lagrimas correr por sus mejillas sin emitir sonido solo se quedaba viendo aquellos poemas dedicados a él.

Cerró los ojos y pidió perdón. Miro hacia arriba casi como si le pidiese a Dios que regresara el tiempo para no cometer los errores que llevaron a Chaeyon a la muerte.

Miro la habitación de Chaeyon, de repente los recuerdos de su infancia azotaron su mente sin compasión mientras veía cada pequeño adorno. Sobre la cama se encontraba la carta que él recién había terminado de leer, aquellos poemas describían el dolor por el que pasaba Chaeyon. Un dolor que él había provocado.

- Es tu culpa. -Dirigió su vista hacia donde provenía la voz, la madre de Chaeyon lo veía con todo el dolor y el odio acumulado. - Por tu culpa mi niña murió.

- Lo sé, señora Park. -Acepto mientras bajaba su vista hasta sus manos donde aún se podía leer el último poema, ahora húmedos por sus lágrimas.

Se levanto del piso sintiendo su cuerpo pesado y se dirigió al escritorio de la chica fallecida, allí tomó uno de los cuadernillos de la muchacha y un lapicero, queriendo responderle comenzó a escribir su propio poema.

Dejarte ir no es tan fácil,

Caminar sin ti es tan difícil,

La ilusión de volverte a ver,

Es la esperanza de alcanzar,

Un pedacito de cielo.

Termino de escribir su propio poema y lo dejo dentro del mismo sobre donde había encontrado los poemas que se le habían sido dirigidos a él. Y se levanto del escritorio echando una última mirada a aquella habitación dio un suspiro tembloroso y salió de la habitación.

Él esperaba que en un futuro, el alma de Chaeyon fuese capaz de perdonar sus errores. Pero él también esperaba algún día poder verla de nuevo.

Goodbye Donde viven las historias. Descúbrelo ahora