Schmidt

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El rugido metálico de los Watchcar resonaba en las instalaciones, el sonido de motores afinados y chirridos de llantas llenando el aire mientras jóvenes pilotos ajustaban sus autos inteligentes, preparándose para las próximas competencias. Entre ellos, Schmidt destacaba con su presencia imponente y arrogante, su fiel compañero Tigar a su lado, las luces de su Watchcar brillando con una intensidad feroz.

Schmidt no solo era competitivo; era despiadado. Para él, ganar lo era todo, y si eso significaba hacer trampa, entonces no dudaba en hacerlo. Porque, al final del día, lo importante era ser el número uno. No había lugar para los débiles, ni para los tranquilos, ni para aquellos que parecían no tomarse nada en serio.

Y luego estaba Alex.

Un chico de cabello negro como la noche, de apariencia calmada, casi indiferente a la intensidad que envolvía las competencias. Donde Schmidt irradiaba una energía feroz, Alex era un mar en calma. Siempre con esa maldita sonrisa apacible, como si nada en el mundo pudiera perturbarlo.

Eso irritaba profundamente a Schmidt.

No podía soportar la idea de que alguien como Alex existiera -alguien que no parecía esforzarse, que no mostraba nerviosismo ni ambición desmedida- y, aun así, recibía la atención y el respeto de los demás. Peor aún, Alex no era piloto, no peleaba con su Watchcar... él los curaba. Era un experto en reparar daños y optimizar las funciones de los autos inteligentes. Mientras Schmidt luchaba por ser el mejor en las batallas, Alex simplemente... arreglaba cosas.

Una mañana, mientras Alex caminaba tranquilamente por las instalaciones, revisando algunas piezas para un encargo, Schmidt lo vio. La visión de su actitud despreocupada encendió algo dentro de él. Su orgullo ardía.

-¡Ahí estás! -exclamó Schmidt, acercándose apresuradamente, con Tigar siguiéndolo de cerca.

Alex apenas levantó la mirada, su expresión tranquila no cambió ni un ápice.

-Hola, Schmidt -respondió con su voz suave-. ¿Necesitas algo?

El simple tono sereno hizo que Schmidt apretara los dientes. ¿Por qué no se inmutaba?

De un tirón, Schmidt lo empujó suavemente contra la pared, sus manos firmes apoyadas a ambos lados de los hombros de Alex. Tigar emitió un leve zumbido a su lado, como si advirtiera que su dueño estaba a punto de explotar.

Sin embargo, Alex solo sonrió.

No se veía molesto, ni sorprendido, ni incómodo. Solo estaba... ahí.

Por dentro, Schmidt sintió cómo le ardían las orejas.

-T-tú... ¡deja de ser tan tranquilo! ¡Te reto! -espetó, con la voz más fuerte de lo que pretendía.

Alex ladeó la cabeza, claramente divertido.

-¿Un reto? -repitió, como si el concepto le resultara gracioso-. Schmidt, tú peleas con tu Watchcar... mientras que yo soy bueno en sanar y optimizar los míos. El ganador siempre serías tú, gatito.

La palabra gatito fue como una chispa que encendió una bomba dentro de Schmidt.

-¡No me llames así! -explotó, con una vena marcada en su frente-. ¡Soy Schmidt, el mejor piloto de la zona!

Alex rio suavemente.

-Lo sé, lo sé... -murmuró con calma-. Pero, ¿por qué estás tan enojado?

Ese comentario fue la gota que derramó el vaso. Schmidt retrocedió abruptamente, las palabras atascándose en su garganta. Sus mejillas estaban encendidas, aunque no supo si por rabia... o algo más.

Tigar lo miró de reojo, sus luces parpadeando, como si entendiera algo que su propio dueño no quería aceptar.

Alex observó cómo Schmidt se alejaba con pasos rígidos, claramente alterado. A su lado, uno de los pequeños Watchcar que él mismo había estado arreglando emitió un pitido curioso.

-Sí, lo sé... -susurró Alex, encogiéndose de hombros-. Ni idea de qué le pasa.

Pero lo cierto era que sí tenía una idea.

Por otro lado, Schmidt caminaba a paso rápido, sus puños apretados y su rostro más rojo que nunca. Su corazón latía con fuerza, y cada vez que recordaba la tranquila sonrisa de Alex, sentía una punzada extraña en el pecho.

-Maldito Alex... -murmuró entre dientes-. ¿Cómo puede ser tan... tan...?

Tigar emitió un suave zumbido.

-¿Qué miras? -gruñó Schmidt, fulminando a su propio Watchcar con la mirada.

Pero Tigar solo parpadeó sus luces.

Schmidt lo sabía.

Hasta su propio Watchcar entendía que su furia no era del todo odio.

Era algo más confuso. Algo que lo hacía enojarse aún más.



























Se viene historia de watchcar 🗣️

La verdad es una serie que no veo hace tiempo y lo estoy viendo de nuevo.

Pero pregunta a ustedes les gustaría?

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⏰ Última actualización: Mar 03 ⏰

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