—Eh...— no sabía que contestar.
—Sube al auto.— dijo serio, haciendo un movimiento con la cabeza para que subiera. Bajé la cabeza, y caminé hacia el auto.Abrí la puerta del copiloto, y esperé a que Zayn subiera, subí un pie al auto, pero rápido lo saqué y comencé a correr.
Zayn se dio cuenta, y comenzó a correr detrás de mi. Era una persecución más larga que la primera, ya que llevaba tenis, y me era fácil correr. Estaba exhausta, llevaba 10 minutos corriendo a mi máximo.
Perdí a Zayn de vista en el fraccionamiento, ahora no sabía que tan lejos de la entrada del mismo estaba. Me recargué en una pared, e intenté recuperar aire. Saqué ligeramente la cabeza, para ver si no veía a Zayn, no lo veía. Volví a recargarme contra la pared, y di un suspiro. Comencé a caminar en reversa, para comenzar a correr y buscar la entrada de nuevo, cuándo alguien me derriba. Zayn.
—¿Esto va a ser costumbre entre nosotros?— preguntó sobre mi, deteniendo mis muñecas con sus manos, intentando recobrar el aliento.
—Si me dejaras volver a casa, ¡No!— le grité intentando quitarlo de encima.
—Entonces, creo que si será costumbre.— dijo riendo, a mi se me escapó una pequeña sonrisa.
—Me haces castigarte, ____.— dijo mientras pasaba su nariz por mi cuello.Sabía que su castigo no era no dejarme ver televisión.
Yo solo negué con la cabeza, y el rió, y se puso de pie.
—Ya lo pensaré, pero esto no se va a quedar así.— dijo guiñándome un ojo, y tendiendo su mano para ayudarme a pararme.
Me llevó de la mano hasta el auto, para que no escapara de nuevo. Me sorprendía que como cualquiera hubiera esperado, no me golpeara, o gritara, si no, rió. Reía de todo, eso me gustaba.. y sus ojos, y su sonrisa.. alto, ¿en qué estaba pensando? Me tenía "secuestrada" y era su esclava sexual, no podía empezar a.. gustarme.
—¿Qué tanto piensas?— preguntó mientras manejaba el corto recorrido de dónde dejó su auto, a casa.
Tarde un poco en contestar.
—N..nada.— no preguntó nada más, hasta llegar a la casa.
—Listo, baja.— dijo mientras bajaba del auto.Entré a la casa, y puso sus manos sobre mi cintura.
—Lo pensé, creo que no te vas a salvar del castigo.— dijo mientras besaba mi cuello.
—Por favor, no.— dije en un susurro.
—___, ya te dije ayer, eres mía, puedo hacer lo que quiera contigo.— dijo dándome la vuelta, para tenerme de frente, y cargarme hasta su habitación.