Prologo

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El caballo relincho cuando sus correas se apretaron, deteniéndole al instante, una hermosa joven se bajó a toda prisa y corrió hacia el enorme castillo siendo perseguida por los sirvientes del Palacio. La enorme puerta de roble fue abierta desde adentro dejando pasar a la muchacha quien no detenía su corrida por nadie.

— ¡Princesa Daphne no corra!

La fiel ayudante de su madre, la Reina Marion, corrió tras de ella, a Daphne no le importo aquello su urgencia de ver a su madre era lo más importante en ese momento no pararía por nadie ni nada hasta llegar a la habitación de sus padres, no cuando su madre estaba dando a luz a su pequeña hermanita, porque si para ella era una niña, aun cuando no sabían si era un varón o una mujer ella sabía que era una niña.

Una niña a quien cuidaría y protegería, le enseñaría todo el Reino y le daría todo su cariño, ella misma se encargaría de que nada le faltara a su hermanita.

Sus zapatos tropezaban con cada escalón, tuvo que levantarse un poco su largo vestido para no tropezar con él y rodar por las escaleras, mientras más se acercaba a la habitación su pulso corría más rápido, sus manos temblaban ligeramente y su corazón saltaba de alegría y nerviosismo.

— ¡Princesa Daphne espere por favor!

— ¡Corre! ¡Corre Vanessa mi hermanita nos espera! ¡Vamos! —contestó riendo mientras entraba al último pasillo que daba a la habitación de la Reina.

Mientras se acercaba diviso a varias personas fuera de la puerta esperando el nacimiento en cuanto la vieron le sonrieron y ella les sonrió con toda la alegría sin detenerse, cuando llego a la puerta levanto su mano para golpearla pero fue detenida por un sonido proveniente de adentro del cuarto.

El lloro de un bebe.

Su pequeña hermana había nacido, una enorme sonrisa nació en los labios de la chica.

Hacía años que había deseado una hermana y al fin sus plegarias habían sido respondidas,

Vanessa llego a la puerta y toco despacio, la puerta fue abierta y varias mujeres salieron del cuarto sonrientes en cuanto vieron a Daphne hicieron una pequeña reverencia y se marcharon junto a las personas que se encontraban en el pasillo. Vanessa miro a Daphne que estaba petrificada en su lugar.

— ¿No va a entrar princesa?

Su corazón latía muy rápido y no sabía si era por la carrera que hizo o por el nerviosismo de ver a la bebe. Su sonrisa se acentuó más y dio un paso entrando a la enorme habitación.

Las cortinas del cuarto estaban corridas dejando entrar la luz del sol por el enorme ventanal, su vista se encontró con una linda escena que guardaría por siempre en su memoria, allí en la gigantesca cama se hallaba su madre recostada con su largo pelo rojo esparcido en la almohada con un pequeño mechón rebelde que caía en cascada sobre un pequeño bultito que sostenía protectoramente, a su lado su padre sentado levemente inclinado posando un brazo tras la espalda de su madre mientras que su mano izquierda estaba metida en aquel bultito ambos con una enorme sonrisa.

Su madre alzo su vista y la fijo en ella sonriéndole amorosamente.

— ¿Te encuentras bien Madre?

—Si cariño ven acércate —aseguró Marion con una sonrisa

—Antes... ¿es una niña o un niño? —pregunto con duda.

—Una niña —confirmo —ven hija, conoce a tu pequeña hermana —contestó.

Una niña.

Ella dio un paso hacia su madre, sin duda, calmada... anhelante.

Su padre se movió de su lugar para dejarle a Daphne un mejor acceso para ver a la bebe se acercó despacio, temerosa de molestar a su hermanita, con cuidado se movió y ahí estaba su pequeña hermana.

Su piel rosada, un poco gordita y diminuta.

Pero era perfecta y hermosa nunca había visto un ser tan hermoso como su hermana, sus ojitos eran pequeños al igual que su boca rosada, sus manos se cerraban como buscando a que aferrarse y en su cabecita apenas visibles pelitos rojos, para Daphne era un pequeño sol, el pequeño sol de la Familia Real sin duda.

Su mano viajo hacia ella y acaricio con suavidad la pequeña manito.

— ¿Cómo se llamara? —pregunto sin apartar la mirada de la pequeña.

—Bloom —respondió automáticamente Oritel mientras miraba fijamente a su pequeña familia, ambas mujeres no quitaban su vista de la pequeña bebe — Bloom Dracón, Princesa de Domino.

—"Hermosa flor"—contestó inclinándose para darle un beso en la mejilla a la pequeña —Tu eres Bloom nuestra hermosa flor.

Fue en ese momento que en toda la habitación se escuchó una pequeñita risita.

Daphne sonrió. Este día lo recordaría por siempre, el día en que Bloom vino al mundo a traerle felicidad a su familia y al reino.

.....

¡Hola!

Bueno aquí les dejo el prologo de esta novela, que no es adaptada ni nada por el estilo sino que es de mi autoria... Espero que les guste y gracias por esperar todo este tiempo.

Uniendo Destinos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora