Era su mirada mi mayor preocupación, su piel pálida, aquella que inundaba la habitación. Sus ojos negros y profundos, se comparaban con el temor que tu silencio me causó al marcharte.
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Querido Sueño, y demás.
SpiritualEntiende, querido y hermoso Sueño, nunca serán infinitos los ángeles que no supieron volar. Entiende, querido Sueño, tú tampoco has de volar.
III.
Era su mirada mi mayor preocupación, su piel pálida, aquella que inundaba la habitación. Sus ojos negros y profundos, se comparaban con el temor que tu silencio me causó al marcharte.