"Eres mío"

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El azabache se encontraba sentado en su escritorio, desde la muerte de su padre había decidido que trabajaría en casa para hacerle más compañía a Yuki, y sobre todo para apoyarlo, pues él era el más afectado en todo aquel asunto. A pesar que siempre se mostraba alegre, el mayor sabía que estaba un poco aislado y ciertas veces lo esquivaba, por lo que empezó a pensar que tal vez lo había molestado con alguna de sus palabras o actitudes. Ya habían pasado dos años desde la muerte de su padre y desde ese momento había decidido seguir sus pasos como un gran empresario.

-El tiempo ha pasado demasiado rápido -comentó aquel hombre de aspecto juvenil pero indiferente. No iba a negar que desde aquel día había empezado a sentir cosas prohibidas por su hermanastro, pero cada vez  era más complicado ocultarlo. Incluso había pensado que tal vez el menor se había dado cuenta de aquello y por eso lo estaba evitando, aquello lo afligía mucho. Normalmente ignoraría eso, pero no era un caso normal ni una persona cualquiera- mm... Será mejor que arregle estos documentos y envíe los informes de contabilidad, no quiero retrasarme de nuevo con la entrega- se dijo a sí mismo, para después empezar a recoger los papeles y ordenarlos, metiéndolos en carpetas y posteriormente en un sobre para enviarlo.

Toda la mansión se encontraba en silencio, pues los sirvientes iban cada dos días a petición de Luka. No necesitaba que estuviesen siempre, pues él o Yuki podían cocinar y de vez en cuando se quedaban Tsukumo junto con Touko, para ayudar a Yuki con los deberes. Sabía que ese día iba a llegar tarde debido a que la academia estaba haciendo los preparativos del festival, que sería llevado a cabo al día siguiente. El mayor estaba esforzándose en terminar todo a tiempo para poder ir con Yuki.

Los dos hermanos tenían unos ojos broncíneos, Touko tenía un cabello largo y color miel como el de Yuki y Tsukumo lo tenía color plata, eran bastante amables y respetuosos, por lo que el pelinegro agradecía enormemente que acompañaran a su "hermanito". 

Luka no tardó en tener todo arreglado y se dispuso a salir de  su  hogar, no sin antes tomar su gabardina en la entrada para caminar hasta la oficina de correo que se encontraba a algunas cuadras más abajo, por lo que decidió ir a pie. El clima estaba frío, debido a que era pleno invierno, los árboles del jardín estaban casi todos cubiertos de una fina capa de nieve pues los días anteriores había habido algunas nevadas. El joven azabache esperaba que su hermanastro hubiese llevado la ropa adecuada, pero conociéndolo capaz lo hubiese olvidado. No tardó en recorrer el trecho que separaba la entrada de la casa a la entrada del terreno, disponiéndose a salir con total indiferencia.

-Espero que no haya demasiado viento mañana -susurró para sí, caminando a paso calmado. Podía sentir la fría brisa acariciar su rostro y sus cabellos qué se mecían alrededor del rostro de aquel hombre. No quería decirle nada apresurado al menor, pero desde hace unos meses se había sentido en la necesidad de decirle al chico cuánto lo necesitaba y lo amaba. Sabía que tal vez eso podría afectar la relación que llevaban, pero quería ser sincero con él como siempre lo había sido.

El azabache no tardó en entrar y salir de la oficina de correo al llegar, pues odiaba que las mujeres lo encontraran como una atracción, sencillamente no estaba interesado en ellas y no quería perder el tiempo tampoco. Un rato más tarde ya estaba en casa, sentado en el sofá de la sala para esperar que el menor llegara, quería preguntarle qué quería para la cena... Un sonido alertó al mayor de que su hermanastro había llegado y se levantó con pesadez para recibirlo. Al abrir la puerta notó en su rostro una sonrisa y eso lo hizo bastante feliz.

-Luka-niisan disculpa la tardanza, pero estuvimos con los arreglos y ya sabes cómo es todo -se disculpó el joven Yuki con una sonrisa, aunque la verdad era que se había quedado hablando con Touko y Tsukumo sobre algunos temas sentimentales, pero no quería preocupar al azabache con ese tipo de cosas.

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