Capitulo 1. El Robo.

58 4 1
                                    

Era una preciosa tarde de invierno, estaba nevando y todos los niños del barrio de la barcaza en Washington D.C. Estaban jugando a tirarse bolas de nieve y haciendo pequeños muñequitos con palos y piedritas. Era un barrio que se caracterizaba por sus calles llenas de personas charlando, riendo y jugando. Resumiendo era un barrio tranquilo, en la que puede ser una de las ciudades más importantes del mundo, pero tenía una cosa que la hacia distinta de los demás pensaba Kane una chica que se pasaba esas tardes de invierno sentadas en un banco en uno de los parques, donde los árboles estaban a rebosar de nieve, ella estaba con su pequeño bloc de notas y un lápiz dibujando a los niños jugando.
Lo que ella quería era trabajar en las grandes naves que guardaba en su interior las sedes centrales de la NASA.

Lo que Kane no sabía era que en esos momentos el científico que estaba entrando en la nave justo a la altura de sus narices no era quien aparentaba, era un curtido ladrón al que la policía de todo el mundo buscado por robar desde cuadros en los museos más prestigiosos de todo el mundo hasta archivos secretos del ejército de EE.UU. Que luego alcanzaban grandes sumas de dinero en el mercado negro, lo malo es que la policía tenía sus huellas pero ni tenían ni su nombre ni su cara, ellos lo llamaban Rach, Rach el escapista.

Pasaron 15 minutos, yo seguía dibujando esas grandes naves con las que tanto soñaba cuando de repente un señor con un esmoquin iba hacia la puerta de la nave y estaba esposado a un maletín en la cintura tenía un revólver plateado con el logo del FBI en dorado en la otra mano llevaba un café que tomaba mientras se dirigía a la puerta con paso rápido. A los 5 minutos de entrar el científico que entró hace un rato sale corriendo con un chorro de café ardiendo sobre su cara, y entonces uno lazos sólo un ladrón muy experto podría hacer un robo así: Rach me abalanzó sobre el con todas mis fuerzas y le clavo el lápiz con la punta más afilada en el pie, por suerte lleva sandalias y tiene parte del pie al descubierto por lo que suelta un chillido y cae al suelo, saca una pistola y me apunta a la cabeza, tiene medio gatillo presionado y me hago a la idea de que voy a morir, pero pienso que será una muerte noble, abro los ojos y veo que si le agarro del pie y tiro con la fuerza suficiente puedo tirarlo al suelo y intentar escapar con el maletín hacia las grandes naves así que ruedo hacia un lado en el frío suelo lleno de nieve y adoquines lo agarro desde el mejor ángulo que tengo y tiro, tiro con todas mis fuerzas y lo consigo cuando esta apunto de volver a dispararme el agente del FBI sale corriendo saca aquel revólver que tanto me había impresionado y le dispara pero falla, aprovechó el momento para inmovilizar a Rach, pero aprovecha y tira el maletín al río que se lo lleva la corriente, por suerte sea lo que sea que había ahí dentro esta bien protegido por el maletín.
El agente esposa a Rach que tenia la apariencia de un chico de 20 años unos cinco años más que yo.
En cuánto lo apresan el agente dice la famosa frase que miles de policía en todo el mundo, anhelarian decirle a ese tipo: "Rach (o cómo narices te llames) quedas detenido por más de una treintena de robos, asesinato en grado de tentativa y un puñado de delitos más que muchos países te dirán y juzgarán con mucho gusto.

En el centro de Plutón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora