Cartas a ÉL.

Por qué tú.

Porque fuiste el primero,
fuiste el primero en hacerme sentir viva.

En hacerme sentir que me podía comer el mundo,
aunque solo tuviera ganas de comerte a ti.

Me hiciste sentir en las nubes,
sin ganas ni necesidad de bajar los pies a tierra.

Todo era mágico,
aunque la historia no fuera como nos hubiera gustado.

Sin embargo,
yo la volvería a repetir,
volvería a repetir cada momento tanto buenos,
como malos.

Repetir los abrazos que nos dábamos con tanto sentimiento, que no hacía falta ni una sola palabra
y que hacían merecedores al tiempo que llevábamos sin vernos.

Repetiría esas miradas llenas de inocencia
de nuestra corta edad.

Volvería a vivir esas discusiones que acababan con un te quiero, esas noches que pasábamos enganchados el uno al otro,
sin saber,
sin poder
despedirnos.

Pero así,
cayendo de esa nube
hacia la realidad,
acabó todo.

Acabaron esas risas,
esos te quiero,
esos cariños,
esos abrazos,
acabó nuestra relación,
nuestra historia,
mi primer amor.

No es una exageración,
yo sé lo que sentí,
y sé que fue lo más real
que tuvimos.

Tú también lo sabes,
aunque yo también sé
que no fui ni una tercera parte de lo que tú eres para mí.

Pero te quiero,
después de tres años
sigo queriéndote.

Como el primer día,
no hago más que intentar buscar tu atención,
buscar tu mirada
o tus palabras,

buscar eso que un día me enganchó a ti.

Y sí,
piensan que soy una tonta.

Y lo soy. Soy una tonta enamorada.