Prólogo

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―No... por favor ―susurró Emily con su voz débil. Eso hizo que el despreciable hombre se excitara más.

―Cállate y obedece ―murmuró el señor con su voz ronca. Sus manos apretaron uno de los pechos de Em y su boca succionó su cuello. Emily estaba muy asustada. Empezó a removerse inquieta y eso hizo que el hombre enfurezca―. ¡Te dije que te estés quieta! ―gritó y le pegó un puñetazo en el estómago, quitándole el aire. 

―S-socorro... ―susurró de nuevo―. ¡Ayuda! ―gritó con las pocas fuerzas que le quedaban.

―¡Serás perra! ―rugió el hombre molesto, para después golpear fuertemente su mejilla―. ¡Cállate! ―esta vez le pegó dos puñetazos. Uno en la mandíbula, y otro en el estómago de nuevo. Provocando que la pequeña Em pierda el conocimiento.

***

Ethan estaba saliendo de la ducha, frustrado porque tuvo que ducharse con agua fría. Fue mala idea esperar a que se duchen todos, porque se agotó el agua caliente.

*Argh, mierda. Tenía que ducharme yo primero. Seguro me agarro un resfriado, y entonces... ¡a la mierda todos!*

―¡Ethan, hermano! ―gritó Jay, uno de sus compañeros de piso―. ¿Vamos esta noche a ese nuevo club que abrieron? Creo que se llamaba Amnesia.

―¿Tú crees que ahora me apetece ir a algún club, Jay-Jay?

―No dije ahora ―el castaño rió suavemente―. Dije esta noche. Apenas son las cuatro de la tarde.

―Está bien, ahora vete. Quiero cambiarme.

―¿Vas a algún lado? ―preguntó curioso.

―No es de tu incumbencia ―murmuró fríamente. De todos sus compañeros de piso, Jay era el más cercano. El único al que podría llamarle amigo. Pero eso nunca se lo diría. Jay era el que más sabía sobre su pasado. No sabía todo, pero sí sabía algunas cosas importantes. Cosas que juró por su vida no decir.

―Está bien, está bien. Nos vemos ―sonrió y se fue. Ethan caminó rumbo a la habitación que compartía con Jay, Thomas, Ryan y Dennis. Mike dormía con Matt en el sofá-cama, y la familia Adams en la otra habitación. Todos tenían problemas económicamente, y decidieron compartir el pequeño apartamento.

Se acercó al armario y buscó un bóxer limpio, para después ponérselo. No le tomó mucho tiempo buscar ropa, pues aunque el armario era gigante, su parte era pequeña, y no tenía mucha ropa. Optó por ponerse unos jeans desgastados y una camiseta negra con cuello V. Sí, algo muy simple, pero a él no le importaba. Para el era algo valioso, aunque no fuera ropa de marca.

Se calzó sus deportivas casuales y después volvió al baño para "arreglarse" el cabello. Ya lo tenía bastante largo, y necesitaba un corte urgentemente, pero no podía ir a una peluquería, pues cobraban mucho. Se mojó las manos con agua y se las pasó por el cabello, peinando lo hacia atrás. Después cogió un poco de gel y lo fijó.

―Perfecto ―susurró para sí mismo. Salió del baño y chocó sin querer con la pequeña hija de los Adams―. Oh, Emily. Lo siento hermosa, no te había visto.

―No pasa nada ―dijo la pequeña rubia sonriente. ―¿A dónde vas?

―Voy a buscar trabajo.

―¡ETHAN VA A...! ―fue callada por la mano que el pelinegro puso en su boca.

―Sh... es un secreto ―le susurró dulcemente al oído―. ¿Puedes guardármelo? ―la pequeña Em asintió feliz e Ethan retiró su mano suavemente. Quería a esa pequeña más que a su vida, pero de nuevo, no se lo diría nunca.

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