¡Feliz aniversario!

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Mirándonos como cualquier día, sentados de frente en la pequeña mesa de nuestro hogar, comenzamos a tomar los cubiertos para cenar, me propuse simplemente a tratar de mantener la calma por más duro que fuese ya que este día, celebrábamos nuestros dos años de compromiso. Respire profundo y le di un sorbo al vaso de agua que estaba bastante próximo a mi mano derecha. Cuando agarre el vaso sentí un escalofrío y no sé cómo ni porque razón el vaso se resbaló de mis dedos. Me puse nervioso y sin aparentarlo, un calmado y tímido "Lo siento" salió de mis labios. Sabía lo que venía ahora, la pregunta, la duda, el presentimiento y sobre todo el amor que me tenía.


- ¿Se encuentra bien? Yo sé que algo le sucede – Eren me pregunto levantándose pare recoger el desastre que había hecho.


- Come y calla.


Quizás esas palabras duras lo mantengan alejado aunque sea un poco tiempo. Quizá lo que necesito no son minutos, quizás necesite una vida entera. No podía creer como la vida me había jugado una pasada tan inesperada sin embargo ahora lo único que me quedaba para confesar, era abrir mi boca y decirle con claridad lo que estaba pasando. Tome el cuchillo y comencé a cortar las zanahorias de mi plato mientras que el, solo me miraba con esa calidez y seguridad de siempre.

- Levi san, llevamos más de dos años juntos y aun no tiene la confianza de decirme algo sobre sus sentimientos. Bueno usted sabe... dos años justos.

- No te hagas el maduro conmigo y no tengo nada que decir tampoco.

La situación me había sobrepasado, me levante fuerte de la mesa para dirigirme a la habitación que compartíamos, di un portazo para cerrarla, y me tire a la cama como si fuese un mismísimo saco de papas. El nudo en la garganta se hizo casi imposible, y una angustia nació dentro de mis entrañas, me acurruque a un lado de la cama y para cubrir la tormenta que venía atine a poner mi cabeza debajo de una de las almohadas. La puerta, que lastimosamente había quedado mal cerrada fue abierta de una manera acelerada para dejar a entrar a la persona amada. Me retorcí un poco y trate de evitar con gestos lo más posible este encuentro.

- Siempre he aguantado sus malas palabras, su rechazo a mis besos y caricias, He soportado mucho tiempo su silencio y aguantado con la boca cerrada sus críticas en contra de mi persona, siempre con el mismo alegato "eres un mocoso". Pero ya me aburrí, hoy estábamos de aniversario y no soportare que me deje solo en la cena que tanto me esforcé hacer, y sabe me da lo mismo si come o no mi comida pero no permitiré que sienta dolor o este triste.

- He perdido tantas cosas en mi vida, que no se si pueda enfrentar más el dolor.

- Este aniversario, solo le pido una cosa... Hable conmigo.

Me levante, y con dolor tome mi chaqueta, la puse en mis hombros y me dispuse a salir, cuando ya estaba en la puerta el me miro con sorpresa y con ganas de seguirme. Mis ojos vidriosos y el llanto a punto de liberarse tornaron el ambiente doloroso, me di media vuelta dispuesto a llevar este nuevo sufrimiento sin embargo ahora, en mis recuerdos, la mirada triste que él tenía en estos momentos quedara grabada por siempre.

- Me iré de este lugar, tienes la respuesta en mi cajonera, - camine rápido fuera de casa y apenas llegue cerca de la salida, sentí como la pequeña ventisca de nieve azoto mi rostro.

Fue como en ese momento, todo el frio que sentí fue acabado por una tibia mano que suavemente envolvía la mía, los brazos de aquel hombre fuerte me apresaron y me presionaron contra el pecho. Sentí la respiración del otro, en mis cabellos y sentí como el agua salada ahora recorría mis mejillas. ¿Me había perdonado? Nunca antes había sentido amor de verdad, quizás era la primera vez que ya en mi edad adulta este cayendo tan profundo por alguien, pero me gustaba. No podía negar que todos los gestos que tenía conmigo a la larga me agradaban, tampoco podía aseverar que mi vida estaba peor con él a mi lado. Muy por el contrario, siempre ha alegrado mis momentos.

Recuerdo el día en que todo se consolido, el afuera de mi puerta con todas sus pertenecías diciéndome que viviremos juntos en mi casa. Prometió mantener la limpieza y hasta dormir en el sillón, pero esas frases tan clichés que salían de su interior, me remecían "No importa si no puedo tocarlo ni abrazarlo, con tal de sentir su presencia yo ya me siento amado". Recuerdo las peleas por la suciedad que dejaba al comer pan, recuerdo sus risas en la mañana y sobretodo los ronquitos al dormir. ¿Quería que todo se fuese? ¿Quería perderlo? Él era joven, mucho más que yo, y con 18 años sé que él tiene otra proyección de vida. Yo solo soy su juego, su pasada de rato... Quizás hasta menos. Esta es la mejor decisión, es lo mejor para ambos.

- Usted sabe cuánto lo amo, porque...

- ¡Cállate! ¡No me amas! Entiende que estas joven, solo vete y hace tu vida, sale con tus amigos, emborráchate y búscate un amante más joven para que vivas la vida a tu tiempo, la vida que te ofrezco y que te obligare vivir no es para ti, por favor solo vete, ¡Déjame solo!

Se separó de mí, y se alejó dispuesto a irse... ni para despedirse me miro. Su semblante serio me daba la seguridad que todo lo que había construido se estaba quebrando a pedazos delante de mis ojos.

- Está bien, me voy. Pero me llevo a mi hijo apenas nazca.

Abrí los ojos para mirarlo otra vez, y lleno de dudas, ya no aguante el dolor, ¿Hace cuánto que no lloraba? Llore desesperado, emitiendo ruidos angustiosos, lagrimas caían sin descanso y mis piernas temblaban, me arroje al suelo y note como la desgracia del dolor estaban sobre mis hombros.

- Yo pensé...

- Pensó demasiado, como siempre. ¿Verdad? – Se sentó en el suelo y sus brazos fuertes atraparon mi cuerpo débil nuevamente, quizás perdonándome, quizás amándome. – Pensó que lo iba a dejar.

- Yo...

Sus palabras me habían comido el orgullo y ahora solo sentía dolor desmedido por mi estupidez de jamás creer en sus palabras. Todos esos "Te amo", esos regalos, esos abrazos y sobre todo esa sobreprotección y calor que medaba no eran falsos.

- Tómele el peso a lo que le he dicho, yo a usted lo amo y a ese bebe que tiene en su vientre, lo amare con todo mi corazón. Levi san, usted llego a mi corazón para quedarse.

- Pero... Yo solo te estoy amarrando a vivir una vida de adulto.

- Entonces seré un adulto, y viviré la vida con ustedes. Mi familia no existe, y ahora ustedes son todo para mí. Yo amare y protegeré ese bebe tanto como lo he amado a usted. Pero por favor, no vuelva a irse de mi lado. Cuando vi el test de embarazo en su cajón, solo sentí duda. No entendía porque usted quería irse y dejarme solo. No entiendo porque usted piensa tan inmaduramente a veces.

Aquello me había sorprendido, note como ayudo a levantarme del suelo, mientras seguía llorando. Ahora sonrojado, por la estupidez que acababa de cometer, deje que el verdadero yo simplemente saliera, lo miraba como si fuese la primera vez. Demasiado sonrojado solo estoy caminando en dirección a la habitación en la que juntos habíamos trabajado. Mire como esa pieza se había transformado en un bien común. Miraba la que ahora al fin consideraba "nuestra" cama, ya solo quería recostarme, pero con él.

Las luces se apagaban, y la calidez de su cuerpo se juntaba con el mío, no me di cuenta cuando la ropa dejo de pertenecer a mi cuerpo y solo las sabanas nos cubrían. Entre su cuerpo y el mío, ahora florecía la semilla de nuestro amor. Del supuesto desprecio que sentía por él, ahora solo deseaba amarlo tanto como él lo hacía conmigo y ahora de ese tonto error que casi me costó la felicidad solo pude decirle algo, que aunque fuese poco, salió del fondo de mi corazón.

- Eren... Feliz aniversario.

- Feliz aniversario, Levi san.- Beso mi frente, bajo a mi labios y acaricio mi vientre. – Usted y ese bebe, han sido lo mejor que ha sucedido en mi corta vida.

Quizás me duela la cabeza en un par de horas, pero no puedo parar de llorar. Jamás había sentido tanta felicidad en mi vida. Llore en sus brazos como un niño y ahora a mi edad, note que el mocoso todo este tiempo, era yo.

Mira dos veces antes de seguirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora