"Pobrecilla, es una verdadera lástima que haya acabado así, con la voz que tiene...", la voz de su madre al teléfono la pasada noche sonaba lejana en su cabeza mientras él ahora recorría aquel lúgubre, frío y decadente pasillo. "¿Qué se le habrá pasado por la cabeza? Es una chica tan joven... ¿Qué tendrá, veintipocos? Yo creo que la fama la trastornó o algo... Cuesta creer que esa chiquilla haya podido cometer ese crimen, pero... Si ya se veía que no estaba del todo bien, lo dijeron en ese programa que hacen los sábados por la noche. Sí, ya sabes... La historia esa de que la habían visto los fotógrafos acudiendo a un centro psiquiátrico y a una farmacia cercana. Algo turbio debe haber ahí... ¡Uy, mira qué hora es! Te dejo ya, querido. De verdad que no sé cómo tienes valor de querer hablar con ella, creo que esta vez tu instinto te falla, hijo mío. En cualquier caso, mañana cuéntamelo todo; no diré nada, prometido", al instante colgó el teléfono. Él sabía que no podría contarle nada a su madre; la quería mucho, pero era demasiado chismosa, y aquel caso era demasiado importante.
Miró a su alrededor sin girar apenas la cabeza, no hacía falta más que un vistazo rápido para darse cuenta del mal estado en el cual se encontraba aquella cárcel. Nadie se había preocupado de reformarla, y casi tampoco de llevar a cabo un buen mantenimiento de las instalaciones, desde principios de siglo.
Supo que quería investigar este caso casi desde el momento en que salió en las noticias. Siempre se había fiado de su instinto, y éste le decía que algo raro había en ese crimen. En aquel asesinato.
La acusada era una joven de 23 años, que había saltado a la fama como cantante casi año y medio atrás. En gran parte su fama se debía al hecho de que, cuando ella cumplió 20 años le detectaron una enfermedad prácticamente desconocida en sus ojos, que le hizo perder la visión unos meses más tarde. Fue su gran fuerza de voluntad, y su deseo de cantar a pesar de no poder ver, lo que hizo que se ganara al público de un importante concurso televisivo, hasta ganar el mismo. Pero, sin duda, lo que más llamaba la atención sobre ella era el gran recelo con que guardaba todo aquello referente a su pasado, incluido su verdadero nombre. Él, y prácticamente todas las personas sobre la faz de la Tierra la conocían por su nombre artístico: Thalassa.
Thalassa, una chica acusada de asesinar a sangre fría a su mánager. A él lo hallaron sin vida ya, sobre el suelo del rellano del piso superior de la casa de la cantante. A ella, en shock, escondida hecha un ovillo en un armario, y todavía empuñando el cuchillo de cocina ensangrentado en un nervioso temblor. Había signos de violencia por la casa, y de forcejeo en el cadáver.
"Sin embargo, nada más se ha podido saber realmente hasta ahora", pensó él. A Thalassa la llevaron detenida a la cárcel donde estaba a espera de juicio, y desde el instante en que la hallaron en el armario, hasta la actualidad, ninguna palabra había salido de su boca.
Llegó a la habitación de visitas antes de lo que esperaba. Antes de cruzar el umbral de aquella puerta, pensó que estaba deseando hacer hablar a aquella joven. Era tan misteriosa, tan frágil... Su curiosidad por ella radicaba en dos vertientes: como abogado, quería indagar en su caso y defenderla. Y como psicólogo, quería indagar en su subconsciente y hacer aflorar ese miedo que tanto se reflejaba en aquellos ojos que no podían ver.
Se sentó donde le indicó el guarda y esperó a que al otro lado del cristal, en la habitación contigua, apareciese Thalassa. No tuvo que esperar mucho. Mirada al suelo y andares tímidos y cansados, y sin embargo no perdía ni un ápice de esa belleza mística que la caracterizaba. Su larga melena castaña se dejaba entrever ligeramente a pesar de que la túnica de seda azul con ligeros destellos, y varios finos velos de tul en azul turquesa cubrían casi la totalidad de su cuerpo. Sólo las manos hasta la muñeca, el rostro y el inicio de su melena eran totalmente visibles. Dos mechones en tirabuzón caían elegantemente hasta la altura de sus pechos, enmarcando su fina y delicada mirada de ojos glaucos. Aunque era una mirada ciega, había una mezcla extraña de trauma y serenidad en ella.
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Lo que había en su mente
Short StoryUna brillante y joven cantante y el terrible asesinato de su mánager. Ella es la principal sospechosa, pero Tobías confía en su intuición, y ésta le dice que la muchacha no es la culpable. Para demostrarlo, tendrá que hacer gala de todas sus artes t...