La recamara de un hotel en noche fría de invierno. Dos cuerpos entregados en un mismo sentido. Ella temblaba de pies a cabeza cuando la besaba centímetro a centímetro, desde la punta de los pies seguido por las piernas, llegando al punto exacto donde su exitación era aún más fuerte. Gimiendo por el tremendo placer que sentía, lo atrajo hacia ella y lo besó; él le sostuvo la cabeza con una mano y con la otra se apoyo en la cama para sentarse con las piernas separadas. Así la guio con sus manos hacia su cuerpo y ella se sentó sobre él, quedando frente a frente. Con una mano acomodó su sexo y la penetró. Ella gimió de placer y el comenzo a besarle los pechos, aquellos justo al nivel de su boca, que le hacían sentir más placer ahora.
-Termina conmigo-dijo ella.
-Así lo haré-contestó.
-Te amo-agregó con la voz entrecortada por la excitación.Él la besaba apasionadamente, lamiendo su labio inferior, recorriéndole su boca con la lengua. Culminaron el acto y quedaron completamente exhaustos por lo sucedido. Se recostaron en la cama y durmieron placenteramente.