Una luz deslumbrante en el cielo y un sonido penetrante que se esparce entre los edificios de la ciudad. Llega otra noche, y con ella, la lluvia. Esta ultima cae como la arena de un reloj, constante y silenciosa. Aún se ve una débil luz en el cielo, indicios de que la oscuridad no se a tragado por completo a la ciudad. Y mientras pasa el tiempo la tranquilidad va enloqueciendo, ansiosa de salir a las calles a cantar la ultima canción del día.