.-Me Enamoré De La Novia-. (Oneshot)

La ceremonia se iba a llevar a cabo, la boda de la mujer que me enamoré, y por supuesto, yo no iba a casarme, si no ella con su prometido.

Nunca se lo dije, pero me dolía.. Simplemente lo oculté, era su día, lo llevaba planeando ya hace algunos meses, y yo la ayudé a hacerlo, no iba a arruinarlo por mi egoísmo.

Quería que ella fuera feliz, aunque no fuera conmigo.

La estaba esperando fuera del vestidor, para que se pusiera el vestido y luego ir a la iglesia.

Estaba viendo unos cuadros en el estante donde estaban todos sus libros, había muchas fotos de ella y su prometido, pero no pude evitar sonreír al ver que todavía conservaba la foto que nos tomamos cuando íbamos juntos en el colegio.

Escuché un clic en la puerta y volteé enseguida. La puerta se abrió lentamente y pude notar que se veía bellísima, aún más de lo que ya era.

-¿Y bien?-me preguntó.

-Te ves.. Increíble-le dije y ella se sonrojó.

-Gracias.. Aunque bueno.. La verdad no me gusta mucho como se me ve..-dijo.

-¿Qué? Si tu siempre estás guapísima, no importa lo que uses-le dije y me abrazó.

No pude evitar recordar que ese vestido no era por mí, pero rápidamente aparté ese pensamiento.

-Estoy asustada.. Lo amo pero... Siento como si algo me dijera que...-dijo pero la interrumpí.

-No pienses en eso... Todo va a salir bien... Mejor hay que irnos, no quieres llegar tarde al día de tu boda, ¿o sí?-le pregunté.

-No-respondió.

-Entonces, vamos-dije y le di un pequeño beso en la frente.

Todo el viaje a la iglesia estuvo callado, yo estaba muriendo por dentro, pero tenía que apoyarla, ella lo ama y espero que él la ame también.

El novio estaba en la entrada, y las damas de honor, al notar nuestra presencia, condujeron al novio al interior de la capilla, así evitando que se encontrara con la novia antes de tiempo.

Ella insistió que me sentara al frente, y la verdad me hubiera gustado ir hasta atrás, pero ignorando mis preferencias sonreí sentándome en el lugar que me había asignado.

Podía ver a toda su familia, conocidos, incluso compañeros del colegio con los que no cruzaba palabra desde hace años.

La ceremonia comenzó, el novio se situó de pie frente al padre, esperándola, y luego la musica empezó a sonar.

La novia caminaba lentamente y su padre iba a su lado, mientras sus pequeñas sobrinas tiraban flores tras de ella. Al llegar frente el novio, su padre le dio un beso a su hija y susurrándole un "cuida a mi hija" al novio antes de venir a sentarse.

La ceremonia transcurría, yo estaba presenciando la boda de la mujer que amaba, y no precisamente como hubiera deseado.

-"Si alguien se opone a esta unión, que hable ahora o que calle para siempre"-fueron las palabras del padre y después hubo un largo silencio.

-Bueno, podemos proseguir.. ¿Aceptas a la novia para serle fiel, amarla, respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?-dijo el padre.

-Acepto-dijo el prometido.

-Y tú ¿Aceptas al novio para serle fiel, amarlo, respetarlo, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?-preguntó el padre y hubo un largo silencio.

-Yo... No puedo... Lo siento...-dijo y salió corriendo de la capilla.

Yo me levanté de mi asiento y la seguí. Corrió por varios minutos hasta que por fin se detuvo.

Estábamos en un bosque... Lo reconocía, varias veces lo visité con mi padre cuando era un niño.

-Oye... Tranquila... ¿Por qué corriste?-le pregunté tranquilo, ella se recargó en uno de los arboles, dándome la espalda.

-Es que yo... Yo... No puedo hacerlo... No puedo seguir engañando a mi corazón...-dijo llorando y se dejó caer al suelo.

Yo por reflejo la atrapé. Ella volteó hacia mí, y yo la abracé.

-¿Por qué dices eso?-le pregunté.

-Yo... Yo... Estoy enamorada de ti-dijo y me besó.

Cerré mis ojos y le correspondí al instante. Tantos años estuve esperando. Y valieron totalmente la pena.

Desde que la vi... aquel día en la puerta cuando íbamos al instituto, supe que ella era la indicada, mi corazón se aceleraba con su presencia.

Cuando sentí que era la despedida, al verla caminar al altar con su padre, se me rompió el corazón, y este beso despejaba de mi cualquier duda.

Ella me amaba a mí, y yo la amaba a ella con todas mis fuerzas, desde el día que la conocí...