Todo esto empezo un día que pase por afuera de la casa del vecino, y escuché que habia sonando una batería y una guitarra. Primero pense que chicos pesados, pero escuche un rato, y me gustó.
Estuve averiguando lugares para aprender a tocar instrumentos en mi ciudad, por internet me salían unos lugares que eran muy caros y no estaban a mi alcance. Dije fue un deseo nada más.
Paso el tiempo, y me encuentro con que mi papá tenia cáncer.
Mis padres estaban separados desde que yo era una bebé. El vivia en la capital del pais, y yo con mi mamá en el interior. En fin, vivamos lejos.
Tenia que ir a verlo, era la última chance de perdonarlo, amarlo, y cuidarlo. Siempre me venia a visitar.
Algo que me re gustaba de el, era que tocaba el bajo.
Un día, el me dijo con sus pocas fuerzas, que su bajo, me lo regalaba. SI, A MI!!!
El falleció, yo volvi a mi ciudad, con las pocas ganas de seguir existiendo.
Empecé clases de bajo en una casa que si estaba a mi alcance, porque por arte de magia bajaron los precios....
Hasta que una amiga me invito a la iglesia... QUÉ???
-Dale, es para distraerte.. Te vas a hacer nuevos amigos..
-Bueno, esta bien. Una vez.
Una vez...
Llegamos, y mis ojos se posaron en él, el chico morocho, alto, de ojos miel, tocando la guitarra en el escenario....
Nunca, después de la muerte de papá, estuve tan distraída en mi mente como en ese momento..