Parte 1º

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Era una noche tormentosa y nublada. El cielo, oscuro y tenebroso, parecía estar pintado por las astutas pinceladas del pintor más talentoso que puedas imaginar. Las nubes chocaban y rugían como si de guerra se tratase. El ambiente era fresco y húmedo. Uno podía sentir el viento estrellarse contra tu cara dejándola más helada que el mismísimo hielo, logrando enrojecer tus mejillas al igual que el hermoso color de una rosa recién florecida.

Según mucha gente con la que he hablado este es el típico clima aquí en Londres del cual no me quejo en lo absoluto. Hay momentos donde el calor ciertamente me satura, me irrita; hecho muy irónico ya que nací, viví y crecí en Florida. Encuentro raramente fascinante esta clase de clima; sin embargo, no sé bien el por qué. Si tengo explicarlo no terminaré jamás ya que las razones son infinitas; cada vez hay algo nuevo que me entusiasma sobre este tiempo pero, si tuviera que elegir lo que más me conforta, definitivamente sería la sensación de paz y tranquilidad que transmite con cada gota de lluvia caída al suelo, emociones de las cuales carezco en mi vida cotidiana. En fin, hasta el momento Londres hizo un estupendo trabajo, además, hace que la cuidad se vea hermosa.

Estábamos allí con toda mi familia por la boda de mi tía Helen. A pesar de que ya sea su cuarto matrimonio y ya haya tenidos otros tres terminados en puros fiascos, parece no perder la esperanza en el amor. Si le preguntas sobre el tema ella te sonreirá y dirá 'el amor siempre triunfará'. Aunque creo completamente irrazonable tener tanta fe hacia algo tan complejo e impredecible, y especialmente, algo no vivo como el amor, tengo que admitir que su determinación y positivismo es admirable, pero ¿Quién sabe? Capaz esta vez si tenga su final feliz después de todo.

Soy un gran creyente de que todos tenemos una historia para contar de esas que cuando seamos grandes podramos relatarselas a nuestros hijos y hasta nuestros nietos, solo hay que saber buscarla o en mi caso encontrarla. Por ende, cuando me dijeron que teníamos que ir a otro continente no pude evitar sentirme feliz y emocionado por todas las coas que podrían pasar allí y decidí tomar esto como una oportunidad para encontrar mi historia. Ya sé que es un poco egoísta sentirme más feliz por mí que por la boda de mi tía pero, por favor, sino pensará solo en mí ¿Qué clase de adolescente sería?

Se preguntarán ¿Qué clase de historia estoy buscando exactamente? y si no lo hacen, se los diré de igual forma: estoy buscando algo o alguien (estoy abierto a las dos opciones) que me ayude a ser feliz, nada más que eso. Quiero volver a reír con el corazón, a sorprenderme, aprender a ser impredecible, a ir contra la corriente y pelear por lo que creo y quiero. Defender mis ideales pase lo que pase; algo que no soy como mucha gente en este mundo. Me causa rabia no serlo pero mayor rabia me provoca que las personas le echen la culpa de esto a la vida. Me parece algo completamente patético e ilógico, me refiero a que no se puede, no se debe echarle la culpa a la vida por los errores que los humanos comete.

Muchos tratan de definir este concepto de la forma que lo ven. Algunos dicen que la vida es difícil, dura, mientras que otros opinan que la vida es buena y que hay que disfrutarla, y la verdad, en mi más humilde opinión, todos se equivocan. La vida es neutra pero nos da oportunidades para convertirla en (como ustedes definen) 'buena' o 'mala', es nuestra elección. Lo pondré en un ejemplo para que se entienda mejor: la vida es como el dinero y nosotros elegimos como gastarlo, si desperdiciarlo o invertirlo en algo que realmente sirva y valga la pena. Algunos pensarán que hay personas con mas oportunidades que otras pero déjenme decirles algo, todos tenemos las mismas cantidad de oportunidades y elecciones, solo que algunos tienen que pelear y buscar más por ellas; la vida no nos va a dar todo servido en una bandeja de plata, hay que buscar, pelear por ello. De eso se trata la vida, de luchar por lo que uno realmente quiere y necesita.

Apagué la luz y me acosté en mi tan anhelada cama, apuntando en mi cabeza las cosas que podría hacer al llegar a Londres; podría recorrer todas las calles, ir a museos, visitar lugares históricos, ir a comer alguna comida típica y asquerosa del lugar, etc. Cada opción que creaba era más buena y estaba más elaborada que la anterior. Me dije a mi mismo que necesitaba relajarme, que ahora lo único que necesitaba era descansar para que cuando llegáramos poder hacer cada una de las cosas que imaginé, y hasta ¿Quién sabe? encontrar mi historia para contar.

Gracias por amarme✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora