«MI CÁLIDO AMOR DE INVIERNO»
-Eres una estúpida - decía mi madre mientras yo juntaba los pedazos de aquellos platos que se me habían caído por accidente al suelo...
-siempre es lo mismo contigo, nunca sabes hacer nada bien, eres una estúpida, no sirves para nada, ni siquiera para estudiar, eres una vergüenza - gritaba mi madre a los cuatro vientos
-Fue un accidente, no fue mi culpa- le decía mientras levantaba la voz enojada - a cualquiera se le caen los platos
-Ahora resulta que me levantas la voz, estúpida - decía mi madre aún más enfadada
-entonces deje de gritarme y maltratarme - dije gritando mientras lagrimas salían de mis ojos - quiere respeto entonces démelo, jamás piense que yo voy a dar algo que no se me da.
-¿Ahora resulta que yo debo respetarte a ti? Pobre tonta - decía mi madre mientras soltaba una risa falsa
-Ya estoy harta - dije mientras tiraba de nuevo los trozos del plato que se había roto
- ¿Estas harta?, lárgate entonces, la puerta está bien abierta- gritaba mi madre de nuevo señalando la puerta - lárgate a si ya no te vuelvo a ver y me dejas en paz.
- Eso hare - grite - la odio, la odio - dije mientras salía de la casa
Apenas Salí a la calle un escalofrió paso por todo mi cuerpo, maldita sea, había olvidado que era tiempo de frio y que unas horas atrás había nevado y yo ni siquiera traía suéter, pero no pensaba regresar y escuchar de nuevo los gritos de mi madre, no, eso no.
Comencé a caminar sin rumbo fijo, yendo hacia donde mis pies me llevaban, ni siquiera sabía dónde estaba, hacía apenas dos días que nos habíamos cambiado de casa por el trabajo de papa y aun no conocía bien el lugar, pero que importa en estos momentos, lo menos que deseaba es regresar a casa y ver a mi madre.
Siempre era lo mismo en casa, todo eran gritos en mi familia, siempre maltratándose todos o gritándose, nunca había un momento de paz en casa o en el que mi madre dejara de gritarme recalcándome que era una miserable e inservible, estaba cansada de que siempre fuera lo mismo, no entiendo por qué es así, le he preguntado tantas veces si me odia, y simplemente me dice: no, no te odio; ¿entonces cuál es la razón? Desearía no haber nacido o simplemente haber nacido lejos de aquí donde pudiera ser más o menos feliz, como cuando era niña, si, cuando era niña todo era felicidad, cuando menos mi vida era menos complicada, a pesar de que mis padres peleaban todo el tiempo, yo siempre trataba de sonreír y ser feliz, la pureza de una niña sin preocupaciones más que jugar y reír, pero eso se acabó con el paso de los años... volviéndose todo un caos y completo desorden.
Sin darme cuenta mis pies me había llevado hasta una placita, no tenía ni idea de cuánto había caminado, pero en estos momentos era lo que menos me importaba; camine hasta una de las bancas que estaba cerca y me senté, estaba fría, bastante fría diría yo, dios, estaba muriendo de frio, ¿por qué olvide el estúpido suéter en estos momentos?, maldita sea.
Subí mis piernas a la banca y abrase mis rodillas tratando de calmar el frio que sabía que no se quitaría...
-papa, ¿podemos ir al parque de diversiones mañana?- decía una niña a su papa mientras pasaban cerca de donde yo estaba
-claro que si pequeña- decía su padre mientras la abrazaba
- y no hay abrazo para mí - decía quién podría jurar era su madre
-Sip, mami - decía mientras brincaba a los brazos de su madre y esta la recibía con una dulce sonrisa
-Te quiero hija - decía la madre mientras la abrazaba con fuerza
-Yo también mami
Inevitablemente al ver la escena lágrimas comenzaron a salir de mi rostro, ¿por qué yo no puedo tener una familia feliz también? Tal vez no la merezco, tal vez porque soy mala o simplemente que jamás habrá felicidad para mí, no esta vida;
Poco a poco más y más lagrimas salían de mi ojos, ¡Yo también quiero ser feliz! Decía mientras lloraba, ¡Yo también quiero sonreír! , ¡Yo también tengo sentimientos!
Estaba llena de coraje llena de odio y rencor, mi corazón estaba negro de tanto odio, ya no me importa, lo único que deseaba era llorar y llorar, poder desahogarme y tratar de sentirme mejor,
-¡La vida es una porquería!- dije mientras me paraba de la banca y comenzaba a patear el árbol de enfrente con todas mis fuerzas.- ¡Es una por quería! , ¡Llena de odio y amargura! , -maldita sea, ¡por que la vida es tan injusta! - Dije mientras mi voz se quebraba y daba la última patada con más fuerza que las anteriores- Es una injusticia -dije ya sin fuerzas mientras la nieve que había quedado en la copa del árbol caía en mi cabeza - Mi vida es una injusticia- susurre
-La vida no es justa- decía una voz a mis espaldas - No mientras tú no hagas nada para cambiarlo.
Poco a poco sentí como se acercaba más y más a mí, yo simplemente me quede en mi sitio, quieta, no tenía fuerzas para moverme o tratar de correr, que importaba si era un loco y quería matarme, me haría un favor...
-El árbol no tiene la culpa de tu injusticia- decía mientras me hacía girar para quedar enfrente de él, yo solo cerré los ojos con fuerza esperando a que mi momento llegara rápido.
- ¿sabes que estas siendo injusta con él? Él no tiene la culpa de que alguien más allá sido injusto contigo- decía pasivamente mientras retiraba delicadamente con sus manos la nieve de mi cabeza.
-Abre los ojos, no te hare daño- me decía casi en un susurro.
Ni siquiera sé por qué lo hice pero poco a poco comencé a abrir los ojos, encontrándome con el rostro de aquel chico que me miraba dulcemente. No era alguien malo, de eso estaba segura, su mirada me lo decía.
-¿estás bien?- Me decía mientras limpiaba delicadamente con su mano aquellas lagrimas que seguían saliendo de mis ojos.
-No- dije apenas en un susurro, el me miro y me sonrió mientras se me acercaba a mí y mi envolvía en sus brazos - entonces llora, te hará bien - me dijo mientras me estrechaba más en sus brazos, yo solo me quede quita, ni siquiera tenía fuerzas para zafarme de sus brazos, simplemente me quede quita llorando tratando de aliviar mi dolor en los brazos de aquel extraño.
-Las lágrimas sanan las heridas del alma y el corazón, así que está bien si lloras- dijo aquel extraño.
No se cuánto tiempo paso, pero mis ojos se había quedado sin lágrimas después de tanto haber llorado, el seguía conmigo, si, seguía ahí, abrazándome sin decir ni una sola palabra, más que en silencio escuchando mis sollozos. El frio se había calmado, no sé si por que el frio se había esfumado de la nada o porque estaba en brazos de aquel extraño chico.
-¿Estas mejor? - dijo rompiendo con el silenció que quedo después de que yo había dejado de llorar.
-Creo- dije en un susurro apenas inaudible mientras me separaba de él sintiendo de nuevo aquel frio
- A veces es bueno llorar, yo a veces lo hago - me dijo mientras me sonreía dulcemente, yo solo baje la mirada y pude sentir como mis mejillas comenzaron a tomar un ligero sonrojo.
-Gracias- dije un poco avergonzada - Esta bien - me dijo, entonces comencé a estornudar
- Debes tener frio, lo siento, que tonto soy - dijo mientras se quitaba su saco y lo ponía en mis hombros
- No, no es necesario- dije mientras me quitaba el saco de los hombros
- Pescaras resfriado, el frio está muy fuerte- dijo mientras me ponía de nuevo su saco, se sentía calientito y podía respirar su dulce aroma, era tan cálido. - Espera...- dijo mientras se quitaba su Bufanda y sus guantes y me los ponía.
-Bien, ahora si estarás mejor - dijo sonriendo amablemente mientras revolvía mi cabello.
-Mi nombre es Kim Myung Soo, pero dime solo Myung Soo, mucho gusto- me decía con aquella sonrisa que parecía jamás irse.
-M... Mi...Yo, Mi nombre es... Yo me llamo Soo Jeong Ara, mucho gusto - dije sintiendo como el rubor en mis mejillas aumentaba.
- Es un bonito nombre Soo Jeong, deberías estar feliz
-Gracias- fue lo único que pude decir
- Bien, entonces que te parece si te invito un chocolate caliente- dijo tomándome de la mano sin siquiera dejarme responder, su mano era suave y... cálida, si, cálida como los rayos del sol, no sé cómo era posible aquello, el frio era insoportable y el simplemente era tan cálido.
Caminamos unas cuantas calles y llegamos a una linda cafetería...
-Debes tener frio - dijo un poco preocupado
- Estoy bien - fue lo único que pude decir
Entramos al lugar y me llevo hasta una mesa que estaba cerca de una chimenea, si, había una chimenea en esa cafetería, era tan bonito todo, como una linda casa.
-Que se te antoja ¿chocolate o capuchino? ¿Pastel o flan? - Decía mientras miraba divertido el menú
-¿umh? S... Solo agua está bien- dije apenada, la verdad es que no traía dinero porque había olvidado mi cartera y sería una vergüenza ordenar algo y quedarme a lavar los platos por no traer dinero.
-Yo invito no te preocupes- me dijo mientras se reía, yo solo me ruborice avergonzada
- No... no es necesario de verdad - dije apenada
- No te preocupes, esta vez yo invito y que te parece si la próxima te toca a ti - me dijo sonriendo dulcemente
-Gracias- dije aun avergonzada
La mesera se acercó y el ordeno dos chocolates y dos rebanadas de pastel.
-Sabes- Me dijo mientras se llevaba a la boca un pedazo de pastel - Me gusta el chocolate, porque es amargo y.... dulce si te detienes a saborearlo, como lo es la vida, a veces hay momentos amargos, pero sabes que también habrá momentos felices
- Para mí no hay momentos felices- dije apenas en un susurro casi inaudible, el solo me miro detenidamente
- Que fue lo que sucedió para que te pusieras de esa manera- dijo refriéndose a cuando me encontró llorando
-Problemas - fue lo único que pude decir mientras esquivaba aquella mirada
Después de eso ya no volvió a preguntar sobre el tema, y se dedicó a hablar de puras cosas divertidas, era tan alegre y dulce aunque su apariencia digiera otra cosa. Las horas habían pasado y ni siquiera nos habíamos dado cuenta, hasta que la mesera se acercó a nosotros.
-Jovencitos, en unos minutos vamos a cerrar- dijo un poco a penada
- No puede ser el tiempo se pasó volando, a qué horas paso el avión- dijo Myung Soo entre risas, yo simplemente no pude evitar reírme junto con él.
- Te ves más bonita cuando sonríes- dijo mientras salíamos de lugar tomados de la mano, ni quiera sé cuál era la razón para no soltar su mano apenas y lo conocía, pero me sentía bien a su lado.
-G...gracias- dije un poco apenada - Creo que ya debería ir a casa- dije
-Vamos, yo te acompaño, es tarde para que vallas sola - me dijo amablemente
-Es que... - dije apenada, ni siquiera sabía dónde estaba, mucho menos sabia donde vivía
-¿Que sucede?- pregunto preocupado
-Es que... Yo... Yo no sé... como regresar a casa - dije mientras mis mejillas comenzaban a ruborizarse
-¿No sabes?- dijo preocupado
-No- negué con la cabeza - Hace dos días me cambie de casa y no recuerdo como regresar- le dije algo apenada
-Estamos en problemas- dijo mientras se alborotaba su lindo cabello - Mmm... ¿recuerdas la calle dónde vives?
-Sí, creo que sí,... se llama...- dije mientras trataba de recordar - Jang Dong, si, Jang Dong así se llama - dije emocionada al haber recordado el nombre, él me sonrió dulcemente mientras alborotaba mi cabello
-Se dónde es, no es muy lejos de aquí, vamos se ara tarde- dijo sonriendo
Durante todo el camino no dijimos nada, solo de vez en cuando él me miraba y me sonreía dulcemente, era tan lindo y amable, jamás había conocido una persona como el, tan cálida y que hiciera que mi corazón se sintiera en paz con solo verlo o a los ojos.
-Creo que ya llegamos- dije al ver mi casa
-¿Es aquí?- dijo Myung Soo
-Si- dije un poco triste, sabía que entrando a casa mi corta felicidad se acabaría
-¿Qué sucede?- dijo mientras rosaba con su mano mi mejilla
-Nada, estoy bien- dije fingiendo una sonrisa - Debo irme, se hace tarde
-¿Segura que no sucede nada?- Yo solo negué con la cabeza
-Debo entrar a casa... gracias por lo de hoy de verdad -dije, el solo me sonrió dulcemente
-Esta bien, debo darte yo las gracias por haber hecho una noche tan bonita para mí, solo prométeme que no volverás a llorar, ¿está bien?
-Está bien- dije sonriendo - Oh es cierto, toma- dije mientras me quitaba el saco para regresárselo
-No, no me lo regreses, que te parece si me lo das la próxima vez que nos veamos - dijo divertido
- Esta bien - dije sonriendo - Ahora si debo irme - dije mientras soltaba su mano
- No vemos pronto Soo... Jeong - dijo mientras me envolvía en sus cálidos brazos -
-gracias- dije mientras me separaba de él y entraba a la casa
- Recuerda que no debes llorar- dijo mientras agitaba su mano despidiéndose de mi
Entre a casa y todo estaba callado, no pude evitar sentir un escalofrió al sentir todo frio dentro, camine y pude ver a mi madre sentada en el sofá dormida mientras "miraba el televisor", camine un poco más y vi a mi hermano cenando cereal, al verme el solo movió la cabeza, ni siquiera me detuve a ver dónde estaba papa seguro que si me veía entrado terminaría regañándome como lo hacía siempre...
Entre a mi cuarto y se sentía más frio que antes, como desearía en estos momentos sentir la calidez de las manos de Myung Soo. Encendí la luz y me recosté en mi cama.
-Gracias- dije mientras recordaba a Myung Soo
Desearía volver a verlo, pero, bueno era demasiado bueno para ser cierto, no lo volvería a ver de nuevo eso lo sabía, aun así, gracias por haberme dado un momento de felicidad junto a él, un momento en el que la frialdad de mi vida fue calmada por su calidez.
Poco a poco mis ojos comenzaron a cerrarse, mientras que en mis sueños aparecía la imagen de mi cálido ángel.
-Levántate ya- gritaba mi madre - o bueno para que te levantas de todos modos ni siquiera sirves para estudiar
Suspire hondo al escucharla, ya había empezado con lo que era para mí "el pan de todos los días".
Entre tanto ajetreo había olvidado que hoy era mi primer día de clases en mi nueva escuela.
-Ni siquiera se para que gaste dinero inscribiéndote en una nueva escuela, no sirves para nada- decía mi madre molesta.
-Ya voy - grite
Me levante de la cama y me fue a arreglar lo más rápido posible. En menos de media hora había terminado de arreglarme.
-Me veo extraña- dije al verme con mi uniforme nuevo frente al espejo
- Que esperas, se pasara el autobús y yo no pienso darte para un taxi- grito mi madre
-Coloque mi mochila en mi hombro y baje corriendo a la cocina donde estaba mi mama
-Ya me voy - dije
-Uhm- fue lo único que escuche decir a mi madre, ni siquiera un ten buena suerte, ni que te valla bien, lo sabía, no podía esperarlo de ella...
Salí de casa y tome el autobús, en menos de lo que me imagine ya estaba en la entrada de la escuela. Camine despacio entre los pasillos llenos de alumnos, no pude evitar sentirme nerviosa. Comencé a buscar entre los pasillos mi salón y no lo encontraba por ningún lado, hasta que camine al último de los salones, mire el número y ese era mi salón. Me quede parada en la puerta y el maestro me miro.
-Tú debes ser la alumna nueva, ¿Cierto? - Pregunto el maestro
-Si- dije un poco nerviosa - Pasa- me dijo el profesor
Entre un poco nerviosa al salón y me acerque al profesor
-Por favor preséntese- me dijo el maestro
-Yo... Yo me llamo, Soo Jeong Ara y hoy me integro a esta clase, por favor cuiden de mi- dije nerviosa mientras hacia una reverencia
- Por favor tome asiento- dijo el profesor
Camine poco a poco entre los asientos tratando de evitar tener contacto visual con los alumnos y me senté en el lugar del final.
Las horas transcurrían sin nada interesante, sin embargo durante las clases podía sentir las miradas de mis compañeros y algunos murmullos, seguramente se estaban burlando de mi o algo así, en realidad no me importaba, yo simplemente me dedicaba a mirar mi libreta y anotar lo que el maestro dictaba; sin darme cuenta la hora de salida se había llegado, tome mi mochila y Salí del salón primero que los demás alumnos tratando de evadirlos.
Iba caminado ya sin prisas por la entrada de la escuela cuando un chico paso corriendo y me tumbo, haciendo que yo callera al suelo junto con mis libros...
-Deberías tener más cuidado por donde pasas estúpida- dijo el chico enojado, yo solo me levante
- Espera, tu eres la chica nueva, no es así ¿la del asentó extraño?- dijo tomándome fuertemente del brazo y mientras acariciaba mi mejilla con su mano
-Déjame en paz- mientras le daba una cachetada
-haber niñita estúpida, a mí nadie me toca - dijo mientras levantaba su mano para tirarme un golpe, yo solo cerré los ojos esperando a que el golpe llegara, pero este jamás llego
-No se te ocurra tocarla, jamás en tu vida, me entiendes- dijo una voz conocida delante de mi
Poco a poco abrí mis ojos... para encontrarme de nuevo... con aquella dulce mirada
-¿Estas bien? No te hizo daño - dijo Myung Soo preocupado mientras me estrechaba en sus brazos, yo solo negué con la cabeza - Como se atreve a levantarle la mano a una mujer y menos a ti- decía Myung Soo enojado
-No te preocupes estoy bien - dije mientras me separaba de él y me agachaba a juntar mis libros del suelo
- espera yo te ayudo- me dijo mientras se agachaba a juntar mis libros
-¿Eres estudiante aquí?- pregunte cuando habíamos terminado de juntar mis cosas
- Sip, incluso vamos en la misma clase- dijo el entre risas
- ¿ah? ¿En la misma clase?- pregunte sorprendida
-Eres tan despistada- me dijo entre risas mientras alborotaba mi cabello
- De verdad no me había dado cuenta- dije apenada
-No te preocupes,¿ Vas a casa?- me dijo Myung Soo con aquella dulce sonrisa
-Si
-Vallamos juntos- dijo Myung Soo mientras me tomaba de la mano sin siquiera darme tiempo para dar una respuesta
Caminamos en silencio tomados de la mano, mire hacia el cielo copos de nieve comenzaron a caer de el
-Esta nevando- dije mientras caí un copo de nieve en la palma de mi mano
-Parece que si- dijo Myung Soo divertido - Amo los días de invierno, son... cálidos - dijo en un suspiro
-¿Cálidos?- dije riéndome- se supone que si son de invierno deben ser fríos
- No me refiero a ese tipo de calidez, Sino a la calidez del amor... la calidez de la familia, de los amigos, , el tomar la mano de alguien preciado o simplemente un abrazo, la calidez de los momentos felices, ... esos momentos que llenan de calor el corazón - dijo Myung Soo mientras miraba el cielo, yo solo me lleve mi mano al pecho cerca de donde estaba mi corazón
-Jamás los he sentido- dije en un susurro casi inaudible, era cierto, jamás había sentido ese tipo de calidez, no recuerdo un te quiero o algún abrazo de mi familia, ni siquiera un momento donde pareciéramos felices, inevitablemente por mi rostro comenzaron a correr lágrimas.
-No llores- dijo el mientras limpiaba las lágrimas de mi rostro - me lo prometiste, ¿lo recuerdas?
-Lo siento- dije mientras más lagrimas salían de mis ojos - lo siento, de verdad lo siento- dije, el solo me abrazo -Lo siento, lo siento - dije llorando en su pecho
Ahí estábamos los dos unidos en ese abrazo bajo los copos de nieve que caían del cielo, aún seguía llorando pero podía sentir el calor de su abrazo, calmaba mi corazón ¿eso era a lo que se refería? , no lo sé, pero mi corazón se sentía en paz, y comenzaba a sentir esa calidez que jamás nadie me había hecho sentir...
El tiempo había pasado y de nuevo el invierno había llegado, Myung Soo se había convertido en mi único y mejor amigo, siempre estaba para mí, cuidando de mí, dándole calidez a mi corazón cuando lo necesitaba, consolándome cuando lloraba sin siquiera decir una palabra; Era el único que lograba hacerme feliz con solo estar cerca... Los problemas con mis padres eran todavía más frecuentes y algunas veces había más gritos y golpes que de costumbre, Myung Soo sabia acerca de lo que sucedía y siempre estaba cuando yo más lo necesitaba.
-Eres una estúpida, ni siquiera eres buena para hacer de comer - decía mi papa mientras tiraba el plato de comida al suelo, mi madre solo agachaba la cabeza y comenzaba a llorar, no pude evitar sentir coraje al ver la escena
- Si no quiere entonces no se la coma - dije gritando
- Tu que te metes estúpida - dijo mi madre aun llorando
-Que dijiste pendeja- dijo mi padre mientras se levantaba de la mesa y se dirigía hacia mí
-Lo que oyó- grite
-A mí no me levantes la voz- Dijo mi padre mientras me daba una bofetada en la mejilla con fuerza, no pude evitar sentir aún más coraje
-Que no me tienes miedo- dijo el mientras se quitaba el cinturón para pegarme
-Déjala en paz- dijo mi madre quien se ponía enfrente de mi tratando de cubrirme
-Tu no te metas- dijo mi padre mientras le daba una bofetada a ella también
-Estoy harto, me voy a buscar otra familia que si me aprecie y que me valore como el hombre que soy- y diciendo esto salió de la casa dándole un portazo a la puerta de la entrada
El golpe me dolía, pero más me dolía ver a mi madre llorando, instintivamente intente darle un abrazo para tratar de consolarla
-Quítate de aquí, tu eres la culpable de todo- decía mi madre mientras me aventaba
Inevitablemente comencé a llorar, no podía aguantar esto, ya no más, estaba harta, estaba cansada.
Tome mi abrigo y Salí corriendo a la calle lo único que deseaba era ya no estar ahí
Como aquellas ves mis pies me llevaron hasta aquella placita donde conocí a Myung Soo por primera vez. Camine hasta la banca y me senté abrazando mis rodillas y comencé a llorar como jamás lo había hecho.
-¿Soo Jeong?- dijo aquella voz que tanto deseaba escuchar en estos momentos- ¿qué tienes? ¿Qué sucedió? ¿Qué te paso? ¿Qué te hicieron? Maldita sea respóndeme - decía Myung Soo mientras me levantaba y me abrazaba
-Myung... Soo- fue lo único que pude decir, mientras lloraba con más fuerza en sus brazos
-Ya no quiero, ya no más -dije, entre lágrimas y sollozos - Ya no quiero llorar más -
-Ya ... ya no lo hagas- decía Myung Soo mientras lagrimas salían de sus ojos - Ya no lo hagas, ya no más, sabes que odio con todo mi corazón cada vez que te veo llorar, me duele el corazón cada vez que te lastiman de esa manera, es como si me lo hicieran a mí, eres la única que mantiene mi corazón, ya no quiero ver tus lágrimas, maldita sea - decía mientras más y más lagrimas salían de sus ojos
-¡¡Como se atreven a lastimar a la persona que amo!!- grito, Y después de eso poso sus labios en los míos inesperadamente
Poco a poco roso delicadamente sus labios sobre los míos, sintiendo su suave textura en los míos, eran tan suaves, movía lentamente sus labios sobre los míos mientras los dos llorábamos desesperadamente, no existía nada más, solo nosotros dos entregando aquel amor que llevábamos oculto por tanto tiempo, poco a poco paso delicadamente sus manos por mi cintura acercándome a su cálido cuerpo, podía sentirlo más cerca, el rose de su cuerpo y el rose de sus labios... Lentamente nos separamos tratando de tomar un poco de aire...
-Te amo, te amo demasiado- Decía Myung Soo entre lágrimas mientras me volvía besar y me apretaba más a su cuerpo -No puedo soportar que te hagan esto, he tenido que callar todo este tiempo solo consolándote y viéndote llorar, viendo como tu familia te hacía daño, pero ya no mas no volveré a dejar que eso suceda, no dejare que jamás alguien te vuelva a hacer daño, voy a proteger, voy a amarte, a hacerte feliz, a cambiar esas lagrimas por esa hermosa sonrisa que tanto amo, a darte ese amor que tanto necesitas, a abrazarte cuando lo necesites, a amarte como nadie jamás lo hará, voy a hacerte feliz - decía mientras me abrazaba con fuerza y lágrimas seguían corriendo sobre su rostro...
Mi corazón se sentía cálido, el me daba la calidez que tanto necesitaba, lo amaba no cabía duda lo amaba desde hace tiempo, pero tenía miedo a que él se alejara y me dejara sola y que aquella frialdad de mi vida se hiciera más fuerte... Sus palabras, sus abrazos, sus sonrisas, cada gesto de él llenaba de amor mi corazón, curando mi corazón herido...
-Soo... Soo Jeong ¿quieres ser mi novia? - decía Myung Soo sonrojado, yo solo asentí aun llorando y lo abrase con fuerza , quería que sintiera que yo también lo amaba, lentamente nos separamos y nos miramos a los ojos mientras lagrimas salían de nuestros ojos, poco a poco se acercó a mi posando de nuevo sus labios sobre los míos, uniéndonos de nuevo un hermoso beso...
Ya han pasado exactamente tres años de aquella vez, tres años en los que Myung Soo me ha hecho la persona más feliz del mundo...
-Oppa así no- decía yo mientras quitaba a Myung Soo de la estufa - Eres un desastre cocinando- le dije entre risas
-Se supone que yo debo cocinarle a mi novia- decía mientras hacia un adorable gesto- Te prometí que esta noche yo cocinaría para ti- decía mientras me abrazaba por la espalda - Te amo- susurro en mi odio
- yo también - dije sonrojada, si, aun me sonrojaba cada vez que me decía que me amaba, la vida no me había hecho tan feliz como lo soy a hora, junto ah el....
-Soo Jeong... Cásate conmigo
-¿Soo Jeong, quieres casarte conmigo? , decía mientras se hincaba y sacaba una cajita rosa de su bolso- se la mujer con la que compartiré el resto de mis días, mis alegrías y mis tristezas- decía mientras colocaba un hermoso anillo en mi dedo
-Myung Soo- dije mientras me hincaba y lo abrazaba -Te amo- dije mientras lagrimas salían de mis ojos
-No me gusta verte llorar- decía mientras limpiaba lagrimas - Me prometí jamás hacerte llorar - decía mientras posaba dulcemente sus labios sobre los míos
La felicidad depende de uno, como dijo Myung Soo aquella vez que lo conocí por primera vez, la vida será injusta mientras no hagas nada para cambiarlo, hoy entiendo que Myung Soo vino a hacer mi vida más justa y más feliz, no hay día en el que yo no sea feliz a su lado, a su lado estoy llena de amor y de alegría, aun así también existen momentos amargos como el chocolate, momentos en los que solemos enojarnos y que al final terminamos llorando como tontos los dos, esos momentos nos unen más por que aprendemos a conocernos , a amarnos con y sin defectos , a cuidar y llenar de calidez nuestros corazones...
Siempre pensé que jamás tendría una familia feliz, exactamente han pasado 8 años desde que pensé eso alguna vez ... Hoy me doy cuenta que mi familia feliz no era junto a mis padres... mi familia feliz seria mi familia... la que yo formaría con la persona que amo y con los frutos de aquel amor...
-Mama, quiero pastel de chocolate- decía la pequeña haneul mientras inflaba adorablemente sus mejillas
- Eres igual que tu padre- decía yo entre risas
- Yo que - decía Myung Soo quien se asomaba de la cocina
-No es justo que papa coma pastel primero que yo - decía haneul señalando a Myung Soo
- ¿Qué? Como que primero- dije confundida
-Vamos haneul, corre ven te daré pastel antes de que tu madre no lo quite- decía Myung Soo divertido mientras le daba una rebanada de pastel a haneul
- ese pastel era para la cena- dije inflando mis mejillas
-Lo siento tu hija y yo hemos asaltado el refrigerador y hemos tomado como rehén al señor pastel - decía Myung Soo mientras se llevaba otro trozo de pastel a la boca
-Quieres mami- decía mi pequeña haneul dándome un trozo de pastel
-Claro que si mi pequeña- dije sonriendo mientras la pequeña haneul me daba un trozo de pastel
-Te quiero mi pequeña- dije mientras la abrazaba con fuerza
-Papa también quiere abrazo- decía Myung Soo mientras nos abrazaba a haneul y a mí - Las amo a las dos- dijo sonriendo
-Te amo- dijo Myung Soo mientras me miraba y posaba dulcemente sus labios sobre los míos...
Fruto de la felicidad y el amor que Myung Soo y yo nos tenemos nació la pequeña haneul, ella ha vuelto nuestros días más felices que antes, se parece a su padre, tiene sus lindos ojos cafés y esa linda sonrisa que te vuelve feliz con solo verla, Myung Soo dice que saco mi corazón, que es amorosa y hermosa como su madre, aunque despistada en algunas ocasiones como yo lo soy; lo único que deseo es que ella sea feliz, que jamás derrame una lagrima y que siempre sonría, que se mantenga sana y fuerte como su padre. Deseo de todo corazón que mi felicidad jamás se acabe, aunque estoy segura que jamás se acabara al lado de la persona que amo...
La felicidad viene a ti cuando menos te los esperas, cuando más la necesitas; La vida está llena de momentos tristes, momentos en los que lloramos y nos sentimos solos, pero nunca estamos solos, siempre habrá alguien que volverá tus momentos fríos cálidos... solo detente a ver quién está a siempre a tu lado... te llevaras una sorpresa... quien sabe y esa persona es tu alma gemela... eso no lo sabemos.F I N .
Autora: Janeth.