Estoy aquí.

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Sin advertencias, wow. 

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Dan recorrió la cortina de la ventana que daba a la calle y miró las estrellas en el cielo, lo tranquilo de la noche, miró lo sereno de la calle y sonrió. Cerró la cortina y volteó hacía su nueva sala de estar. Era el tercer apartamento que habitaba desde Lo ocurrido. Se sentó en el sofá recorrió las estanterías con una sonrisa de satisfacción. Se recostó en el cuero negro y miró el blanco techo.

El frio se colaba por debajo de su chaqueta, sus manos no se calentaban en sus bolsillos y sentía la nieve derretirse en su cabello, el año estaba terminando y no había ocurrido nada nuevo en su vida, nada emocionante había pasado, nada qué contar, nada que recordar. Sintió un escalofrío en su espalda y apresuró el paso. Cuando llegó a su apartamento se quitó la chaqueta y encendió la chimenea, de pronto, en la mesa de café frente al sofá, lo vio.

Un sobre amarillo estaba justo en medio de la mesa, con su nombre en él.

Dan Howell.

Dan vivía solo, y nadie más que su casero tenía una copia de sus llaves, otro escalofrío recorrió su espalda y tomó el sobre. Cuando lo abrió no pudo contener las lágrimas, el miedo lo consumía.

El sobre contenía fotos, fotos de él, caminando por la calle, comprando café, haciendo la despensa, fotos de él en la cocina, en la sala, tomando el sol en su balcón, fotos de sus amigos, fotos de su familia, fotos de sus vacaciones en India con sus padres, fotos de aquella vez en la que salió con PJ y Chris a un club y llegó ebrio a casa, fotos y fotos y fotos, todas tomadas de ángulos lejanos, de su espalda, de sus perfiles, nunca de frente.

Y lo que colmó el vaso.

Una foto de él, dormido en su habitación.

El sonido de su teléfono lo trajo de vuelta a la realidad y comprobó el numero en la pantalla; "Hey PJ..."

"Hey Dan, ¿Ya te instalaste?" Dan frunció el ceño puesto que PJ estaba gritando desde el otro lado.

"Si, ¿Pasa algo? ¿Por qué gritas?"

"Chris y yo estamos en un club..." gritó PJ. "Deberías venir con nosotros y bailar un poco..." Dan negó con la cabeza y negó en el teléfono.

PJ rogó, Chris rogó, hasta que convencieron a Dan de salir de su encierro en su cómodo y no acosado departamento, armado y con los ojos bien abiertos.

Dan llevó el sobre con las fotos a la estación de policía, donde varios oficiales y un especialista revisaron las fotografías y le dijeron lo que ya sabía; Estaba siendo acosado.

Pero el sistema policíaco funciona solo con personas que hacen cosas en contra de la integridad física de alguien, así que todo lo que hicieron fue darle un teléfono de emergencia a Dan y proporcionarle un arma de corriente eléctrica para poder defenderse.

Cuando Dan regresó a su apartamento y activó la nueva alarma que había instalado en su hogar, así como cerró los dos nuevos candados que le había colocado a la puerta, pero, para su pobre y dañada salud mental, en la mesa de café, estaba un sobre blanco, con su nombre.

Estoy aquí. (Phan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora